No me bastó el conocerte y sentirme atraído por tu indiscutible belleza, con la primera mirada me robaste el habla y te entregué mi voluntad y fortaleza, mas no conforme con tan milagrosa proeza, el amor que surgió entre los dos y nos unió eternamente por la calidad de su pureza.

Eternamente.

En el ayer de mi adolescencia te imaginé

y esperé con ansia las noches,  para así soñarte;

y llegando el sol, en todos lados te busqué,

para estar despierto y así conseguir amarte.

Te soñé en mi juventud, mas no me resigné,

ilusionado noche y día, cansado de esperarte,

pregunté al alma mía si del sueño desperté

el día en que mis besos lograron conquistarte.

Pero, era acaso tan sólo el embeleso, pegunté,

pues no era sólo el tenerte para mí y desearte,

sino el desearte y tenerte, eso ya lo argumenté,

y la madurez, simulando desamor para olvidarte.

Hoy, mis sueños y deseos ante ti los presenté,

son los mismos, con más ternura para consolarte,

para que sientas lo que mucho ayer te aseguré,

que mi corazón, es eternamente joven para amarte.

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