Y muy a mi pesar debo de reconocer, que estamos tan lejos de entender lo que es el amor, porque no basta quererse, o estar cerca el uno del otro, al fin, todo eso se trata únicamente de expresiones necesarias para calmar al cuerpo; mas lo que hoy comento, no conlleva ningún sentimiento depresivo, frustrante o de pérdida que genere lamento, por el contrario, mi cuerpo está más que agradecido por todo lo que ha recibido.
Y muy a mi pesar debo de reconocer, que la mente es sumamente convenenciera, y que muchas veces se aprovecha de su poder para mantener a su disposición al cuerpo, de hecho, no procura, ni le interesa, que vivamos en armonía, porque eso reduciría los alcances de su injerencia y control que ejerce sobre todo lo que nos pasa.

Y muy a mi pesar debo reconocer, que el alma, siendo lo más puro que poseemos, tarda demasiado tiempo en despertar de su sueño y mostrarnos en realidad, lo que somos más allá de la materia; a veces pienso que su madurez es tan lenta, que en ocasiones se puede terminar una vida, para empezar otra en otro cuerpo.

Pero lo que no me pesa saber y decir en este momento, es que la sabiduría siempre ha estado al alcance de la mano, y no tiene nada que ver con ser un experto en un tema en particular, o ser un erudito en todo conocimiento universal, la sabiduría nos llega en el momento en el cual nos percatamos, de que podemos utilizar nuestra plena conciencia, para entender que cualquier mal que le llega al cuerpo o a la mente, no es una casualidad, sino una mala decisión tomada en la vida, sobre todo, cuando olvidamos lo que es el amor.

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