Reflexiones sobre el día del médico.

Ni mártires, ni héroes, todos querían vivir y tenían muchos planes.

¿A quién poder culpar? ¿Cuántos más se irán sin poder despedirse?

Hombres y mujeres, abuelos, padres, hermanos, conyugues, hijos, nietos, una familia vestida de blanco.

Todos estamos en riesgo, no importa la profesión, no importa la edad, el sexo, el color de la piel, el nivel socioeconómico.

Ni mártires, ni héroes, todos queremos vivir y tenemos muchos planes.

Algunos se fueron sin decirnos adiós, perdieron la vida y salvaron el alma, otros están temerosos de perder la esperanza. Habrá incluso, quienes no piensen en ello para no atraer la desgracia.

Te fuiste muy temprano por la mañana vistiendo tu bata blanca, a enfrentar tus temores, sabías de los sinsabores, del cansancio, las desveladas, y un día no despertaste en tu cama.

Ni mártires, ni héroes, todos somos familia, mujeres y hombres, vestidos con bata blanca, cubiertos por oropeles, ocultando la cara tras una máscara, respirando al compás de los pacientes ansiosos, respirando también al ritmo de los hermanos agónicos.

Padre nuestro que estas en los cielos, perdona nuestras ofensas, los tristes defectos, y ve con buenos ojos la fiel entrega, recíbelos como a todos tus hijos y luzca para ellos la luz perpetua.

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