Inexplicablemente duele
Y a ti ¿qué te duele? Que de sólo verte se puede sentir cómo tu alma está sufriendo, siendo testigo fiel el silencio que siempre te acompaña y con ello, pareciera un sólido resguardo de la voz que ha callado por tanto tiempo, sintiéndose culpable de nada, obligando a la memoria a padecer amnesia, para fingir que el pasado sólo fue una historia recurrente de un tiempo inexistente en el olvido, que se pierde en la obscuridad del universo y su infinito, y si acaso se escuchara un tímido lamento, éste sería como el crujir de la madera de un viejo barco que navega en el desierto, de lo que en otro tiempo fuera un mar de flores en plena primavera.
Me duele, sí, dijo con tristeza el viento que arrastrara consigo la sombra que dejara el ser, cuya alma se asomara en el silencio de la nada, me duele no haber podido detener el tiempo, para vivir a plenitud de mis sentidas emociones, que por las prisas generadas persiguiendo no sé qué, se conformara a la materia con sólo ver, mas no con observar; con oír, mas no con escuchar; con sólo oler, mas no con no percibir; para contribuir con ello al génesis de un mundo de papel y escribir el libro de la vida.
Me duele que le duela al inocente, al de mente limpia y pura, al que profesa una fe como ninguna y no necesitó creer porque le constara, sino por sentir en el corazón el amor de una entidad mayor que nos quita la sed de la ignorancia, al darnos de beber el agua viva del manantial donde brota la divinidad de sus palabras.
Me duele en el alma, el reñir con el soplo de vida que recibí del Creador de todo cuanto existe, pensando que podía defenderme sólo de mi yo egoísta, el cual tenía prisa por existir, sin entender lo que era la verdad de vivir la vida.
Me duele el no haber entendido el significado de ser libre y de no utilizar los dones que inmerecidamente recibí, pero de lo único que no podría quejarme de dolor es por haber amado como mi Señor me lo enseñó, cuando reinó en el mundo la maravillosa idea de que tendría la oportunidad de venir a él para encontrarme a mí mismo y saber quién soy.
Inexplicablemente duele, pero soy feliz.
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