La luz eterna
¿Acaso el manantial de donde brotan las palabras se agota por falta de motivación? ¿Acaso fuere la inspiración, la que por falta de emoción se extingue, cuando no hay donde saciar la sed? ¿O es la fatiga física y mental, la que bloquea la fuente de la imaginación? Son muchas preguntas o pocas, no lo sé, pero cómo se puede suplir la luz que procede de los actos de amor que mantienen al corazón con la habilidad para componer un poema o una canción, para que con ellos se despierte a los espíritus dormidos que son presa de la desilusión por estar tan confundidos y que pusieron en pausa los latidos que mantienen siempre despierta la ilusión para saberse vivos.
Acaso el hombre y la mujer son objetos del destino, y como tales, nunca buscan por sí mismos el camino del conocimiento de la verdad, porque descansan en la confianza del esfuerzo de los desesperados, que como peces en el agua flotan en la superficie en busca del oxígeno para poder vivir, sin percatarse que lo mismo se puede respirar en la medianía o en la profundidad del lago de la abundancia, con que fueron creados para vivir libres sin depender del exterminio por causas naturales.
No se puede vivir en la miseria de la mediocridad, esperando que alguien responda nuestras dudas o resuelva nuestros problemas, se puede vivir feliz cuando el ser humano se siente amado, lo mismo mantiene activa la fuerza del corazón un beso apasionado cuando se está enamorado, que el roce de unos pequeños labios en la mejilla de un hijo, o los besos del ser, que nos dio la vida, que consintiéndose una misma carne, se ama a sí misma, cuando le llaman madre, y qué decir de los abrazos espontáneos y las dulces palabras queridas, que salen de la boca de los tesoros a los que llamamos nietos.
Acaso no soy yo el que escribe, tal vez no cabe en mi la cordura para mantener la imagen de la figura con la que he caminado por la vida, acaso soy el eterno aprendiz del más grande Maestro, que, estando pendido de la santa cruz, me ve con tanta ternura que me llama hijo, cuando angustiado pienso que lo he perdido, cuando su espíritu se vaya lejos, pero estaba equivocado porque se quedó conmigo.
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