Vivir

Vivir no solamente es respirar y alimentarse, vivir es para mí también, el comunicarse con todos y todo cuanto me rodea, me comunico con mis iguales, así como con plantas y animales, porque a través de la palabra el espíritu florece y se fortalece con ello el sentimiento natural de ser parte de un plan, para tener derecho por igual, a habitar este nuestro hermoso planeta.

Vivir implica una gran responsabilidad, pues se debe de tener conciencia de velar por la integralidad de una salud propia y ajena, pues al ser parte de un todo, las decisiones y las acciones para buscar el bienestar, involucra la inclusión y el respeto para todos los que compartimos tan valiosa herencia.

Vivir va más allá del consentir a conveniencia, como verdad, que la negatividad que tanto nos aqueja, es adquirida en forma inesperada e indirecta por los que siembran el mal en el corazón, que callado, sufre su culpabilidad por permitir que se vulnere nuestra divina naturaleza, cuando simulamos inocencia, sabiendo que si tuviéramos plena conciencia, pudiésemos, no sólo rechazarla, sino combatirla con valentía, inteligencia y destreza.

Vivir es dejar de tener miedo al amor, que como fecunda semilla, fue sembrada en nuestro corazón por el divino salvador, creador de todo cuanto existe en la naturaleza.

Vivir, es encontrar en el Evangelio de Jesús la respuesta precisa, para saciar  toda necesidad que surge, cuando la fe pareciera sólo ser el bastón para no tener que caer en el error, para no tener que pedir perdón por nuestra fragilidad y la falta de virtudes que debiera tener nuestra material naturaleza.

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