ADAN Y EVA
Él dijo: Siempre fue asÃ, como una afilada guillotina, lista para usarse y cortar de tajo lo que consideraba demasiado pesado para ir cargándolo por la vida; sus motivos tendrÃa, sus razones no sé, para mà que fueron puras decepciones, pero en fin, no creo que al tomar esa decisión la hiciera feliz, pues no he conocido a nadie que encontrando un tesoro y teniendo necesidad, pasara de largo sin ver lo que habÃa dentro de aquella ilusión, bueno, al menos que aquella oportunidad que parecÃa una bendición, se viera con los ojos de la verdad y sólo fuera una atracción como la que vive el que quiere ver oro y se deja llevar por la tentación, perdiendo voluntad y decoro, entonces, aquello podrÃa ser que se convirtiera en una indeseada maldición, sobre todo, si no pudiera aprovecharla como desearÃa; más, las cosas del corazón, no esconden trampa alguna cuando se tiene la fortuna de encontrarse con el amor.
Ella dijo: No sé cómo llegué hasta aquÃ, tal vez, me atrajo la soledad de sentirme viva en un jardÃn donde todo es una maravilla, hay flores multicolores de diversas formas y tamaños, hay manantiales de leche y miel para darle gusto a los ansiosos paladares, hay rocas que pareces rubÃs, otras transparentes como diamantes, pero también hay un silencio aterrador que vuelve loco a cualquiera, y hace surgir la inminente necesidad de comunicarse con un semejante, para confirmar que no se vive en un sueño, sino en una realidad palpitante.
Soy Yo: Observa a él y a ella, producto de su creación, para completar con ellos su obra maestra, mas, al ver la desesperación de la mujer que se preguntaba con tanta insistencia si habrÃa de convertirse, tiempo después, en una flor, en un arroyo, en un pedazo de cielo, para estar en completa armonÃa con aquello que consideraba un gran misterio; por eso el divino Creador, tomó la forma de pájaro cantor, para acercarse a la doncella, y hablarle con tal sutileza del papel que habrÃa de jugar en poblar tan hermosa tierra; camina, le dijo a la mujer, ve por aquella vereda hasta que encuentres durmiendo bajo el gran árbol de la sabidurÃa a tu igual, y notarás que algo podrá distinguirlos de cualquier planta o animal, eso, será llamado inteligencia, condúcete con humildad y nobleza, despierta suavemente al varón tomando entre tus manos su cabeza; más, no te distraigas en ello, porque el árbol ofrece una gran tentación, pues sus frutos te atraerán para que olvides la promesa de obedecer siempre a tu Creador. La mujer curiosa y confesa de desobedecer a su Señor, admirando el fruto tan tentador, dejó caer la cabeza del hombre soñador, y mejor tomó entre sus manos tan deliciosa fruta, más, al probarla, encontró en ello el sabor dulce y amargo de lo que habrÃa de ser su futuro colonizador.
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