Viento de sabiduría.

Viento, llévate mis palabras al desierto

para que hablen con la paciente arena

y ésta escuche, el callado desconcierto,

de los que buscamos mitigar la pena.

Viento, llega con amabilidad y acierto,

y la recepción sea estimulante y buena,

para que no haya motivo de lo incierto,

cuando pareciera que es dura la faena.

Viento, llévate lejos el olvido de mi huerto,

porque el amor florece en mi vida plena,

y este sembrador tiene su corazón abierto

para recibir el río de la bendición que suena.

Viento de la sabiduría divina, estoy despierto,

Ilumíname, Señor, que mi alma está serena,

no tengo más ambición que predicar lo cierto,

con lo que tu Espíritu Santo a mi vida me llena.

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