El mensajero del Espíritu.

No podría ser la aparición de otra manera,

que el mensajero tan puntual y tan galante

era la revelación en el ave de paz que se espera

Aparecía ante mi presencia a cada instante,

y si no era a mis ojos, como imaginaba que era,

sabía que era para mí un ser muy importante.

Su colorido reflejaba la luz del amor que espera,

y su amada presencia por ello era impresionante,

que quería decir su secreto, con su paciente espera.

Cuánto tardé en descifrar lo del divino vigilante,

que si saber por qué, me llenaba de alegría sincera,

tanto, que me impuso a dejar de ser expectante.

Se posó en mis manos y sentí no era un ave cualquiera,

su cuerpo me trasmitió el calor de su amor santificante

y alejó toda inquietud y temor que mi alma tuviera.

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