Pueden decirse muchas cosas, a favor o en contra, porque finalmente cada quien, como reza el dicho: “habla de la feria según la forma en que le va en ella”.

Y es también de acuerdo a ello que podemos tener una opinión de una administración, municipal, estatal o nacional: según la respuesta que hayamos recibido.

Por ejemplo, todos pensamos que ha habido una pésima administración nacional, de acuerdo a la inflación, cotización frente a divisa extranjera, carestía, aumento de básicos y demás, y eso no se puede ocultar, porque los que mantenemos al gobierno somos nosotros, los que trabajamos, los que pagamos IVA en cada cosa que requerimos, y los que padecemos los incrementos inhumanos que nos endilgan.

Y en Victoria, la opinión es personal, es de cada uno de los casi 300 mil ciudadanos que tenemos necesidades y esperamos más –o menos- de la administración.

Y seríamos injustos si no reconocemos que ha habido avances.

No podemos dejar de reconocer que faltan obras y servicios, pero sería absurdo no ver lo que hemos avanzado en el último año que llega a su fin con mejores servicios por parte de las autoridades.

Hemos tenido en la administración que encabeza Oscar Almaraz una respuesta enérgica a los atrasos que vivimos por años, y que nos llevaron a tener una ciudad de lástima; hoy, Victoria se ha transformado y disfrutamos de algunas arterias completamente renovadas, inclusive, en ciertos casos, con concreto hidráulico que, sabemos, no es nada barato.

El servicio de limpia ha cambiado para bien y no podemos negarlo: la parte que falla es la de los cochinos que sacamos la basura antes o en días que no toca hacerlo y no colaboramos a que la nuestra sea aquella ciudad limpia y amable que enorgullecía a los abuelos.

Y si s tratara de calificaciones, suponemos que siendo justos tendríamos que imponer una aprobatoria a la administración de Almaráz, porque la respuesta, insistimos, está en las calles todos los días.

Y no porque el alcalde Oscar Almaráz viva en giras y recorridos, sino porque ha habido para la ciudadanía una respuesta a aspectos que quedaron abandonados durante mucho tiempo, y se ha gestionado ante autoridades superiores –estatales y federales- recursos para poder hacer frente al retraso en que vivimos.

La verdad, hemos tenido una administración competente, y eso tenemos que reconocerlo, aunque nunca falta el mal pensado que supone que la misma administración ha sido un costal de trampas y malos manejos.

No podemos ser ciegos y dejar de ver que se ha cum0plido con programas importantes de bienes y servicios que otorga el Ayuntamiento, y que poco a poco vamos avanzando.

Ahora, vendrá la respuesta de los ciudadanos: los pagos del impuesto predial, porque es una fuente de ingresos importante para la autoridad, y porque entonces podremos exigirles que sigan cumpliendo y no se distraigan en campañas políticas, porque los elegimos para gobernar y no para que hagan proselitismo.

El tiempo es adecuado para reconocer el esfuerzo y pedir aún más, pero, claro está que tenemos que aportar la parte que nos corresponde a los ciudadanos.

Y lo anterior aplica en gobierno estatal: debemos cumplirle en nuestras obligaciones para exigirle que nos cumpla en las suyas, y que vaya cambiando la fisonomía de una entidad que estuvo muy castigada, y que pretende resurgir y volver a ocupar ese sitio que merece.

Pero, volviendo a Victoria, nos da gusto ver que la administración no s ha cumplido, aunque sea difícil encontrarnos con las autoridades por diversos motivos.

Finalmente, no los elegimos para que nos atiendan personalmente, -casi imposible-, sino para que gobiernen, entendiendo por lo anterior el responder a nuestras necesidades.

Y en eso, están aprobados, según nosotros.

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