Los niños y adolescentes reclutados por el crimen organizado son violentados física y emocionalmente para convertirlos en personas con enfermedad mental. Concluida la capacitación del menor, éste provocará sufrimiento a cualquier persona hasta que llegue la muerte, sin culpa o remordimiento. Víctima-victimario, es el ciclo al que se condiciona a la infancia mexicana. México ocupa el primer lugar de violencia y abuso infantil entre los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
Save the Children, cita que en México 7 de 10 diez menores sufre violencia, causa de la muerte de 3 niños al día, hostilidad superior a la de países en guerra; Siria o Palestina.
Aunque ser pobre no es condicionante para terminar en las filas de la delincuencia, es un factor que hace proclive a un menor para que se inicie en la actividad criminal. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señala que en México hay 40 millones de menores de edad, de los cuales la mitad vive en condiciones de pobreza, y de este universo, 4 millones no van a la escuela y si la economía del país tiende a que se incremente el número de familias que sobreviven de manera precaria, aumenta el riesgo de que los niños se conviertan en criminales.
No se debe caer en la mentira de que la gente pobre tiende a entrar a la delincuencia, tiene que ver con los abandonos de los padres, con los maltratos que se hizo a los hijos, con el descuido a la infancia, con los golpes y la violencia con la que crecieron estos jóvenes para que al final desarrollen enfermedades mentales.
Un ritual al que se somete a los niños y adolescentes por la delincuencia organizada es el Garrote Vil. Consiste en amarrar un madero detrás de la nuca de la víctima para que al girar el soporte la cuerda se tense hasta provocar la horca. Antes de que el sujeto muera se le pide que contenga la respiración para que el aprendiz de sicario pegue su boca a los labios del mártir con la finalidad de que al soltar el amarre pueda inhalar el último aliento. Mientras, al joven aprendiz de sicario se le indica que diga frente al moribundo: tú no te has ido, tú estás aquí, tú eres mío, tú me perteneces, hoy tú alma me cuida en este ritual que es el de la santa muerte. Con esta forma de violencia, agresiones físicas, incluso canibalismo, es como se forma el perfil sociópata de niños y adolescentes, que en promedio sobreviven 3 meses pues son “carne de cañón”.
Hablando de víctima-victimario, México salvaguardará la frontera sur, desplegando 6 mil elementos a su costa. México tendrá que recibir de golpe 8 mil migrantes que regresará Estados Unidos, y les dará asilo en todo sentido, casa, comida, empleos, oportunidades, etc., por su cuenta. Cualquier extranjero que entre por territorio mexicano de manera ilegal para pedir entrada a EU, debe ser retenido en México, con todas las facilidades y cargos pagados por México, por el tiempo que dure el proceso de admisión o rechazo de esos migrantes, un año, o mucho más. México deberá adquirir más productos estadounidenses en este lapso para compensar el déficit de la balanza. Este acuerdo durará 90 días, al cabo de los cuales, si México incumple, se ganará otro coscorrón de Trump.
Cuidar su casa,encomienda constitucional que el gobierno federal descuidó, la hace forzado por mandato norteamericano. Se acabó la política de brazos y piernas abiertos al migrante del presidente López. La realidad quemó las más íntimas partes de sus decisiones,
Víctima-Victimario
Los niños y adolescentes reclutados por el crimen organizado son violentados física y emocionalmente para convertirlos en personas con enfermedad…