Cuando mis primeros nietos Sebastián y Emiliano entraban en la adolescencia, me preguntaron un día: ¿Oye abuelo, tú eres valiente? Me les quedé mirando y pude ver en sus preciosos ojos una mirada ansiosa, en espera de una respuesta fantástica, pues de antemano sabía, que les gustaba escuchar historias con un toque mágico, de ello, me confieso culpable, pues los acostumbré a escuchar relatos de la vida real que se significaran por dejarles una lección que en su justa medida, resaltaran los valores positivos, y como otras ocasiones, no desaprovecharía la oportunidad de contribuir a su formación ética; así es que, les solicité que primero me definieran la palabra valiente. Sebastián como es su costumbre, pidió mano para contestar y dijo: Una persona valiente, es aquella que no le tiene miedo a nada, es capaz de enfrentar todo reto, todo problema y si es necesario, defenderse, sin pensarlo dos veces, o sea que se defenderá de cualquier persona que quiera molestarlo. Y tú Emiliano, cómo defines a una persona valiente?

Con un poco de timidez esbozó una hermosa sonrisa y respondió: Bueno, estoy de acuerdo un poco con mi hermano, pero yo creo que siempre se tiene que analizar un poco la situación antes de enfrentarla, yo no sé si soy valiente o no, pero hay cosas que me dan miedo y prefiero sacarles la vuelta a enfrentarlas, yo sí pensaría dos veces las cosas antes de tomar acción. Ahora dinos cuál es tu opinión, estamos bien o estamos mal. Los dos han aportado elementos muy valiosos para describir a una persona valiente y de ambas respuestas se puede rescatar lo mejor; si bien es cierto, que el valiente requiere de tener voluntad para hacer frente a sus miedos, así como actuar con firmeza y seguridad para enfrentarse a los retos que nos depara la vida, también es cierto que se debe ser prudente, tener claridad en sus ideas, aceptar la ayuda de otros cuando se requiera resolver retos difíciles. Las personas valientes no siempre pueden obrar teniendo una razón justa, en ocasiones se dejan llevar por sus impulsos emocionales negativos y se distorsiona el verdadero valor de la valentía. Bueno abuelo, pero no nos has contestado ¿tú eres valiente?

Digamos que soy valiente cuando tengo que serlo y prudente la mayor parte de las veces, como todo ser humano, hay cosas que me dan miedo, por ejemplo, hacerles daño a otras personas, y cuando me refiero a daño, no solamente es en lo físico, sino en lo emocional y en lo espiritual. Entonces abuelo, tu eres valiente, pero no eres un valentón.

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