A menos de una semana del crimen sangriento de la fiscal Lucia Patricia Butrón Rivera, la procuraduría tamaulipeca informó que al menos cinco de seis implicados en el homicidio material fueron detenidos por las autoridades y que las indagatorias continúan debido a que no está cerrada la carpeta de investigación por el crimen de la funcionaria.
Parece extraño que la dependencia sea expedita cuando los delitos se cometen en agravio de alguna o algún funcionario del gobierno o de la propia procuraduría. Quizá los ciudadanos que han sido víctimas de algún delito y que ha violentado el seno de miles de familias, anhela mayor de la diligencia de las autoridades.
Será acaso necesario ser de nacionalidad extranjera para que los ciudadanos comunes -de la “tropa”- que sale cada día a buscar el sustento familiar y, sus rutinas encuentren la muerte violenta porque la región tamaulipeca no está pacificada?
O bien, habría que cuestionar a la autoridad respecto a lo que se requiere para que llegue la justicia a los pueblos y ciudades tamaulipecas, pero ante todo cuando concluye este ciclo de violencia porque nuestros jóvenes no quieren vivir más en Ciudad Victoria, la ciudad amable, donde los políticos de otras ciudades tamaulipecas escogían para vivir.
¿Habrá que seguir esperando que aparezca un “peregrino” en tiempos electorales?. Ofreciendo la recuperación de la paz, el restablecimiento del estado de derecho y el regreso de prosperidad a estas tierras ricas en ganadería, agricultura, pesca, acuacultura, cítricos, cañaverales, lo mismo que producción de gas natural y petróleo, actividades aunadas al dinamismo de los puertos de altura y los puertos fronterizos por donde se realiza más del 30 por ciento de intercambio comercial con Canadá y Estados Unidos.
Ya de hecho urgidos están los tamaulipecos de “profetas sociales” que encaren la problemática y resuelva las demandas de los civiles. Basta de palabrería barata, propia de los procesos electorales. Ojalá que los administradores estatales y municipales renuncien a las practicas del pasado, en el que únicamente llenaron las arcas con dinero etiquetado a la seguridad pública, al restablecimiento del tejido social y a la atención de victimas del delito, pero que les alcanzará para la séptima generación, con residencias en las zonas exclusivas en el noreste mexicano pero sobre todo en el valle de Texas y extensas propiedades a costa del erario público.
Nada tiene que ver lo anterior con la carrera maratónica que organiza La Comisión Estatal del Agua Potable y Alcantarillado de Tamaulipas, dependencia que lejos de preocuparte por la descargas irregulares de aguas negras en el norte de esta ciudad capital, que representa insalubridad, les preocupa que los participante en el maratón paguen los 50 pesos de inscripción, que la salud de miles de personas de la zona urbana y rural del norte de Ciudad Victoria.
¡Basta! de discursos chafas. Obras, obras, “obras son amores y no buenas razones” para exprimir los impuestos y dejar a la deriva las regiones prosperas y productivas de la entidad. Nuestras nuevas generaciones migran por falta de oportunidades. Tamaulipas no necesita más administradores del trinquete.
Desde este espacio deseo a la familia Aguilar Grimaldo pronta resignación por la pérdida de la apreciable madre de mi compañero y amigo, el corresponsal en esta capital del Periódico El Universal, de circulación nacional. Animo Robert, que tengas Paz y Bien.
El cuerpo de la madre de Roberto Aguilar Grimaldo, tendrá cristina epultura en el Panteón del Poblado El Carmen, Tamaulipas, donde se localiza la legendaria Ex Hacienda de El Carmen, que nos remonta a la producción de aguacate de exportación lo mismo que a la producción de ganado Charolais, actividades propias de esa región, que en su momento pusieron en alto una de las zonas naranjeras que en el Mercado de La Merced de la Ciudad de México, los corredores de naranja, gritan naranja de jugo naranja de Santa Engracia, naranja de El Carmen.