Si cree en las encuestas, el asomarse a algunas sobre la actual aceptación del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, resulta revelador.
Hay ejercicios que lo colocan –como decía Benito Juárez– en una honrosa medianía, pero en la mayoríade ellos, consta en papel e imagen, el rechazo es lamentablemente para él. generalizado.
Se debe valorar este escenario de la manera más objetiva posible.
No son cifras que al parecer le causan insomnio al mandatario. En primer lugar porque de acuerdo a esas consultas los rubros de corrupción y narcotráfico no son los que más preocupan a la sociedad, lo que muestra un avance en dos de los más escabrosos terrenos públicos.
En segundo, porque el hecho de que una parte significativa de los tamaulipecos lo caifique positivamente –poco menos del 40 por ciento– es un saldo frecuente al término de un mandato. El ex presidente Enrique Peña Nieto terminó con un 24 por ciento de aprobación, por citar un ejemplo.
No descubro el hilo negro: Cualquier ciudadano puede apreciar que aún tratando de ser positivo ese balance resulta un lastre para la campaña que se avecina precisamente por la gubernatura, en lo que se refiere aCésar Verástegui, quien será el candidato de la alianza formada por los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática.
Contrario a lo que era usual, queda claro que el gobernante no es un activo del aspirante, sino un pasivo, en una nueva edición de lo que sucedió seis años atrás con el priísta Baltazar Hinojosa, quien no pudo remontar el despego popular hacia su antecesor, Egidio Torre Cantú.
Y es aquí donde aparece la paradoja en forma de pregunta:
¿Por qué si al gobernador se le califica a la baja, César Verástegui es mucho mejor evaluado por los tamaulipecos?
Es un fenómeno singular el que se percibe. “El Truko”, como le llaman sus amigos y cercanos, en ningún momento ha abjurado de su amistad hacia Cabeza de Vaca. Por el contrario, la admite y la valora públicamente. Y sin embargo, los ciudadanos no lo ven igual.
¿El motivo?
Permítame darle rienda suelta a la imaginación para tratar de responder.
Verástegui surgió casi con calzador como candidato. Los favoritos originales del mandatario tamaulipeco –todos lo saben– se fueron diluyendo y César llegó casi como emergente. Quien entienda de mayores o menores lealtades políticas sabrá que es un punto a su favor.
La segunda “palomita” la transparentó Verástegui en laprecampaña hacia dentro de los partidos que lo postulan. No rehuyó a nadie, se sentó con todos los que se lo pidieron y no utilizó intermediarios para responder o actuar. No sé si haría lo mismo como alcalde o Secretario General, pero la enorme diferencia en carisma del “Truko” con quien aún manda en Tamaulipas no es una casualidad, es una verdad incuestionable.
Es evidente que desde ahora César –imagino que sin buscarlo– ha marcano en el día a día una saludable distancia con el actual Ejecutivo. Es sano para ambos, si se valora como factor para aumentar la confianza a la alianza “Va por Tamaulipas” en el caso de César y como un paso más hacia lo que busca Francisco García: Que triunfe el representante de su parcela.
Es difícil saber hasta dónde pueda llevar “El Truko” esta fórmula, que le demandará a querer o no ir repintando una raya que si bien en términos de amistad no le parecería deseable, en el terreno de la futura campaña terminará por resultarle indispensable.
En resumen, se trata en este caso de volver a recordar la vieja frase que en este espacio cité días atrás:
Para que alguien disfrute, otro tiene que sufrir…
LA FRASE DEL DÍA
“El auténtico amigo es el que lo sabe todo sobre ti y sigue siendo tu amigo.”
Kurt Cobain
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