Dos hombres discutían sobre sobre la belleza de la mujer, el más joven de los dos le preguntó al de mayor edad cuál era la parte de la anatomía femenina que más le gustaba, a lo que el sexagenario respondió: Sin duda, que la parte más bella de la mujer son los ojos; el veinteañero no estaba de acuerdo y respondió: Yo creo que es el ombligo, pero ¿me gustaría saber por qué opina eso?
Entonces, el hombre maduro comentó lo siguiente: Para mí, los ojos son lo más bello que posee la mujer, porque es a través de ellos, por donde entra el amor; los ojos son para mí como una ventana, donde al asomarte, puedes encontrarte con los verdaderos sentimientos de la mujer; una sola mirada puede bastar para saber si fuiste tan afortunado de encontrar la felicidad, y si podrás iluminar tu vida con la luz que te da el saber que vivirás por siempre enamorado.
El joven se rió con cierta ironía y dijo: No me cabe la menor duda, de que entre más viejo es el hombre, menos ve la realidad que le depara su destino; mi parte preferida de la mujer es el ombligo, porque para mí significa el principio de la vida, además, es una parte tan sensual que me atrae sobremanera y estimula mi pasión.
Buena explicación, más quiero decirte, que con ello pones en evidencia la brevedad de un camino, por el extravío del rumbo hacia tu destino, para nada has mencionado el amor, pasión dijiste y éste suele ser un sentimiento efímero, que se marchita con los años; si bien es cierto que el ombligo puede ser más sensual, no deja de ser un orificio ciego, una vez que se desprende de la maternidad que lo alimenta, digámosle de otra manera, es como un ojo que no ve y por ello, o da tumbos o siempre te hará perder el camino; por el contrario, la ventana que nos ofrecen los ojos, siempre nos permitirá ver cómo el amor nos puede conducir a la eternidad tan deseada, cuando la madurez llega a tu vida.

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