Cuando surgieron grupos de vividores auspiciados por otros, y que se autonombraron con títulos muy rimbombantes para apantallar a los demás, México comenzó un calvario que no ha superado en materia de autos ilegales, chocolates o de procedencia extranjera, como decimos en muchos ambientes.
La disculpa es que la gente está mal económicamente, jodida, dicen otros, y no tienen dinero para comprar vehículos legalmente; se abrió la puerta y se solapó a vividores que fundaron la UCD -Unión Campesina Democrática- o la ONAPPAFA, que tiene que ver con un supuesto beneficio familiar, y dirigido a la gente cuyos ingresos son bajos, campesinos y más.
Con el pasar del tiempo vemos autos de lujo con placas de estos grupos de vividores, y no pasa nada.
El gobierno estatal prometió asegurarlos y pugnar por su regularización ya intentada antes, pero no lograda porque la ley hacendaria es muy clara. Con el Tratado de Libre comercio hubo otras condiciones, y permitieron que al país ingresara mucha chatarra contaminante y que son armas en manos de irresponsables que chocan y los dejan abandonados, a los carros y a sus víctimas, quedando miles de crímenes impunes.
Ahora, el candidato del PRI José Antonio Meade sale con que hay que regularizarse en el PRI sin costo, para que todos tengan seguro su patrimonio.
Insistimos en que, si somos mexicanos de primera, segunda y tercera clase, porque habemos muchos que mes a mes sufrimos mucho para juntar la mensualidad de nuestro vehículo legalmente adquirido, y pagamos puntualmente la tenencia porque un absurdo en la ley de la Fiscal no nos permite obtener ese beneficio, y porque tratamos de ser leales a México comprando conforme marca la ley.
Y llegan miles con automóviles de lujo a los que se les dan placas apócrifas y hasta con su sobrenombre, para que sientan que tienen derechos que solo la legalidad entrega.
Y se habla de justicia social y de3 derechos para todos. A lo que vamos entonces es en donde terminan los derechos y privilegios de la gente más necesitada, y donde terminan e inician los de los que trabajamos, o de los que tienen mucho pero mucho dinero.
Nos han criticado la postura, pero pensamos que los alrededor de 126 millones de mexicanos o 3.5 millones de tamaulipecos somos iguales, y no debe haber distingos ni privilegios especiales.
No estamos en contra de que se busquen beneficios, pero siendo sinceros, y viendo lo que hay en las calles de donde vivimos, ¿a poco no molesta ver coches de lujo con placas de estas centrales patito? Y ahora, el PRI se da a la tarea de regularizar, cuando se hizo una petición hace años que podría haber sido un ingreso para las arcas oficiales y tener entonces vehículos nacionalizados como debe ser.
Les pudo más el miedo a un “estallido social” como una vez nos declaró un diputado, que meter orden en un país que se está yendo por la borda gracias a que cualquiera hace lo que desea sin tono ni son, sin respeto de la ley ni ordenamiento alguno.
No estamos de acuerdo en que se tomen medidas impositivas injustas, pero tampoco que se de manga ancha a los que han apuñalado a la poca industria automotriz que queda.
Y luego de las locuras del presidente Trump, habrá que ver la repercusión en la economía del país y la industria de referencia.
Debíamos comenzar con vivir de acuerdo con la ley, sin distingos ni pretextos, para dar el ejemplo de lo que puede ser un país con la ley en la mano.
Es hora de vivir en la legalidad en todos sentidos, y eso lo debe propiciar la justicia, la autoridad, los que mandan y esos que supuestamente hacen leyes y cobran mucho, que viven con el sobrenombre de diputados y senadores, aunque si modus operandi sea de gente sin moral, porque no hacen su trabajo.
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