En los días cercanos, una serie de mensajes en redes sociales ha mostrado dos fotografías de la avenida Francisco I. Madero de Ciudad Victoria, conocido como “El 17”.
Las titulan “Antes de Almaraz” y “Después de Almaraz”.
Es evidente en las gráficas el intento de endosar al actual Ayuntamiento lo que a muchos residentes no les agrada de lo que hasta ahora se ha realizado: el cambio registrado en las aceras del paseo.
Si me permite, para tratar de arrojar un poco de luz sobre esta obra, precisaré algunos aspectos de la misma.
El proyecto de esta remodelación no nació ayer. Se planeó, diseñó y se inició en el gobierno estatal de Egidio Torre Cantú y en el municipal de Alejandro Etienne Llano. Es un magno trabajo integral en tres frentes consecutivos: el inicial fue el Paseo Méndez, después la modernización de los alrededores del estadio “Marte R. Gómez” y finalmente lo que dijeron sería “hermoseamiento” del icóno urbano capitalino, “El 17”. Al cabildo capitalino actual le tocó sólo recibir el proyecto como herencia.
Unicamente el primero lo concluyó Egidio, el área del estadio la dejó a medias y aún trabaja en ella la actual administración estatal, mientras que en el caso de la avenida Madero la retomó el mismo gobierno tamaulipeco.
En este último frente, al Ayuntamiento actual sólo le corresponde la pavimentación de la calle y el remozamiento del camellón, renglones en los que recién acaba de tomar las riendas. Las aceras, punto de conflicto mediático y social, fueron ejecutadas por una constructora foránea, lejos del alcance legal del municipio y obviamente, también del alcalde Oscar Almaraz.
No se trata de exhibir o criticar a nada ni a nadie, sino de aplicar un principio de justicia para deslindar en ese terreno al Ayuntamiento a cargo de Almaraz, de un ajuste en la imagen del 17 que no fue de su competencia.
Para valorar el trabajo del municipio, habrá que esperar entonces a la entrega del camellón y de la repavimentación de la avenida. Por el resultado de otras obras en esta comuna, es de esperar que nos agradará.
Como asienta una vieja frase popular: Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios…
DEBATE…SIN DEBATE
Los candidatos a Senador en Tamaulipas mostraron ayer sus habilidades.
Sí…para ofrecer excusas.
Ayer, con la excepción de Yahleel Abdala del PRI, todos los invitados a un debate organizado por el Instituto Nacional Electoral, los cuales tácita u oficialmente habían aceptado ser protagonistas, como asienta la voz popular le dijeron “no” a un intercambio de posturas y plataformas. A un debate, para ser más claro.
Para quienes puedan opinar que a los involucrados les asiste el derecho de asistir o no a ese encuentro, concido totalmente en esa convicción. La ley les asiste y son libres de decidir sus acciones en ese sentido.
De hecho, no debe ser motivo de escándalo que alguno de ellos se negara a participar, pero el hecho de que salvo la priísta, lo hicieran en bloque es lo que mueve a la sorpresa y a las dudas.
¿Por qué casi todos rechazaron horas antes presentarse a ese intercambio de posturas y propuestas?… ¿Previeron un posible baño de lodo?… ¿Por acatamiento de una línea?…¿Por no exponerse a un balconeo?
Por lo que usted guste y mande, pero el saldo exhibe una visión política desafortunada en quienes desperdiciaron la oportunidad de mostrar a los votantes sus presuntas cualidades, con el argumento de que “no existían reglas claras ni condiciones de equidad”, en una frase que parece maquillar una palabra más ruda pero comprensible: pretextos.
En este escenario se pueden ofrecer muchas explicaciones, pero a los electores les queda sobre la mesa una percepción: La única que mostró decisión para debatir fue Yahleel. Lo que se ve no se juzga.
Curioso juego de palabras: la dama ganó un debate sin debate y sin debatir…
LA FRASE DEL DÍA
“El problema de nuestra época consiste en que los hombres no quieren ser útiles sino importantes”…
Winston Churchill
@LABERINTOS_HOY
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