La pregunta es la comidilla política del día en el Estado:
¿Es positivo o negativo para un candidato participar o no hacerlo en un debate oficial?
La duda emerge del anuncio de MORENA de que su abanderado por la gubernatura, Américo Villarreal Anaya, no acudirá al segundo encuentro programado por el IETAM. Es difícil disiparla, porque habría que ponerse en los zapatos de quien toma esa determinación para dar una respuesta.
En este contexto, la decisión del equipo de campaña y del propio candidato de no participar debe ser respetada. Es su derecho. Cada quien tira los dados conforme a su habilidad en el giro de muñeca o a las posibilidades de ganar o perder si decide no enfrentar directamente a sus opositores.
Para tratar de establecer un paralelismo con otro hecho semejante, me permitiré en este espacio una recapitulación sobre una vivencia protagonizada por el en ese entonces candidato y hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador. Las coincidencias son evidentes.
Lo que sigue es un fragmento del libro de Carlos Ugalde, “Así lo viví, testimonio de la elección presidencial de 2006, la más competida en la historia moderna de México”. Los párrafos en cursivas son textuales:
“El 25 de abril de 2006 se celebró el primer debate de candidatos presidenciales con el tema Economía y Desarrollo. Participaron Felipe Calderón (PAN), Roberto Madrazo (PRI-PVEM), Patricia Mercado (Alternativa Social Demócrata y Campesina) y Roberto Campa (Nueva Alianza).
El atril de Andrés Manuel López Obrador (PRD-PT-Convergencia) quedó vacío. Como candidato puntero, se había negado a participar y dijo que si acaso acudiría sólo a uno de los dos encuentros programados por el entonces Instituto Federal Electoral (IFE).
Su decisión era fruto de las encuestas que lo colocaban a la cabeza de la intención del voto. Sin embargo, a pesar de la ausencia de López Obrador, el debate fue exitoso puesto que se daba por primera vez en esa campaña una confrontación de propuestas. Aunque el formato era rígido y limitaba la posibilidad de interpelaciones y de un diálogo directo, los candidatos plantearon sus ideas y mostraron parte de su personalidad.
Los presentes aprovecharon para criticar al ausente. Como se había previsto, su inasistencia generó críticas en la opinión pública. ¿Por qué se esconde? ¿Por qué critica en sus eventos de campaña y no da la cara a sus contendientes? De acuerdo con las encuestas de opinión, AMLO perdió varios puntos. Había sido una estrategia equivocada y de altos costos para su campaña”.
Hasta aquí la cita del libro mencionado, que aún en la actualidad arroja una serie de especulaciones sobre cuán acertado o erróneo es no asistir a un debate, con una interrogante: ¿Habría ganado López Obrador en esa ocasión si hubiera participado en ese intercambio de posturas?
Nadie lo sabe, El hubiera no existe dicen, pero permite armar escenarios virtuales que aunque no definen nada, son suculento alimento de elucubraciones.
En el caso de Tamaulipas, no parece apropiado asegurar que uno de los candidatos –como lo era AMLO en el 2006– es puntero claro en las encuestas, cuyos sondeos en su mayoría muestran números cerrados y arrojan un escenario inquietante para quien no acuda al llamado de la autoridad electoral.
¿Tiene Américo el margen suficiente para arriesgarse a perder dos, tres o cuatro puntos?
Parece que para responder, habrá que esperar al 5 de junio…
UAT: PROTEGIENDO DERECHOS
El programa dado a conocer por el Rector de la UAT, Guillermo Mendoza, destinado a proteger los derechos laborales de los docentes de horario libre, marca una pauta en el tema laboral de lo que significa la médula de una institución de enseñanza: Su academia.
Quien escribe tuvo el honor de impartir clases en la entonces Facultad de Relaciones Públicas de Victoria, cuyo Coordinador era el añorado y extraordinario amigo, Miguel González de la Viña. El poco tiempo que tuve esa distinción debido a que mi labor periodística me absorbía, fue suficiente para conocer entre mis compañeros el permanente temor a ser desechados por no ser “de base”.
Bien por la decisión rectoral de salvaguardar el trabajo de esos profesores que en su gran mayoría sacrifican tiempo y esfuerzo para formar nuevas generaciones. Darles certeza laboral es también darles el aliento necesario para continuar en la noble tarea de educar…
Twitter: @LABERINTOS_HOY