Un interesantísimo grupo de reportajes en Cadena 6 nos ha llevado a pensar en el Tamaulipas que mucha gente quiere en materia de inversión, que obviamente, tiene mucho que ver con el turismo, una de las actividades a la que mucha gente apuesta por su nobleza, pero que tiene algunas aristas que pueden hacer de ésta la peor actividad, según algunas personas.
Veamos: España tiene un potencial turístico impresionante: es un destino mundial y recibe millones de visitantes cada año, en turismo cultural, de recreo y ocio, que considera muchos, pero muchos millones de euros al año.
Sin embargo, uno de los destinos más especiales como lo es Barcelona, tiene problemas que nosotros quizá no vimos en su tiempo, no leímos, pero que están ahí, presentes. Los destinos de playa implican hospedaje, bebidas, comida, paseos y mucho dinero en actividades que también son ilícitas como la venta de muchos tipos de drogas en muchos sitios.
Pero lo que no hemos visualizado, y que Cadena 6 destacó, es el enorme rechazo de los catalanes al que llaman “Turismo pobre”, el que muchos hacemos pensando en viajar económicamente. Ellos quisieran que todos llegáramos a hoteles 5 estrellas y más, que dejemos en cada noche de hospedaje 100 o 200 euros, y rechazan las casas de hospedaje, los hostales y hoteles: para ellos, eso no es negocio y sí un motivo de escándalos callejeros, pleitos, ruido que evita que duerma la gente y más molestias.
Ya no quieren ganar dinero: quieren tranquilidad. Y si eso sucede en sitios que prácticamente viven del turismo, habría que imaginar lo que pase en donde no es tan básico. Se quejan, y mucho, de los turistas pobres, para decirlo con sus letras, y quieren únicamente turistas “riquillos”.
¿Así o más ilógico? Imagine el lector si en Tamaulipas denostáramos al turismo de poco recurso, al turismo pobre, al que llega a acampar a la playa o a la campiña… no tendríamos oportunidad de alcanzar las cifras que tenemos en materia de turismo de todo tipo.
Y, claro, es otra realidad la de los catalanes y los tamaulipecos, pero hay que pensar que debemos considerar la infraestructura para recibir a los que viajan 6 o 7 en un carro, amontonados y con algo de comida para ahorrar recursos y poder divertirse, como a los que gustan de llegar a una suite y pagar muchos miles de pesos por estar cómodos durante su estancia, y que saben para qué es el dinero, y lo utilizan para bien comer, bien pasear y bien divertirse, para resumir.
No comulgamos con la idea de aquellos que denostan al turismo pobre, al que no paga una suite, pero deja dinero, porque, finalmente, y para muestra está el resultado de la Semana Santa, hay un goteo de recursos limitado, pero constante, en todo momento, que permite a muchas familias tamaulipecas tener ese recurso que otros rechazan.
Lo anterior lo vemos como una oportunidad dorada, considerando los atractivos turísticos con que contamos, y la posibilidad de captar a ese turismo “pobre”, que con un apapacho y una mirada agradable llena, y entonces, deja llenas las alcancías de muchos.
Olvidaron los catalanes que ese turismo pobre, el de “goteo”, el de los céntimos y pesitos es el que deja muchísimo dinero en el mundo. Y si piensan en forma elitista en ofrecer sus playas, habrá de considerar la noticia de que el Mediterráneo es mucho más grande que su egoísmo, y que el Golfo de México ofrece lindísimos lugares, a costes mucho más pequeños, y la oportunidad de que dejen acá su dinero, que buena falta nos hace a los mexicanos.
Es por ello que habrá que incrementar esfuerzos para fomentar más el turismo, aunque antes, hay que reforzar la confianza de los inversionistas, porque, de otra forma, nada tendremos qué hacer ante esos paradisíacos lugares de la Europa media. Aunque, insistimos, la Riviera Maya y el Golfo de México en general nada tiene que pedirles.
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