Años atrás, muchos años atrás en las décadas de oro del priismo, cuando los puestos políticos se decidían por la voluntad de un solo hombre, el extinto jerarca de la CTM, Fidel Velázquez, manejaba una frase -no sé si él la acuñó- que se convirtió en un ícono verbal:
“El que se mueve no sale en la foto”…
Esas palabras eran un himno al poder de decisión de un Presidente de la República o de un gobernador. Significaba que el que deseaba ser candidato y en ese tiempo ganador anticipado, debía quedarse quieto, sin hablar, hasta que El Hombre diera luz sobre el nombre y apellidos afortunados, porque anticiparse era un suicidio político.
Hay quienes, no necesariamente priistas, se aferran todavía a ese ritual, pero el declive de esa “tradición” es hoy más que evidente al ahora conjugarse fuerzas que tienen el rango e influencia suficientes para medir fuerzas con un mandatario, sea federal o estatal.
¿A qué viene todo este texto farragoso?
Bueno, sucede que me llama en forma poderosa la atención el número de personas que se registraron para buscar la Presidencia del Instituto Electoral de Tamaulipas. De acuerdo a la titular del INE, hay 53 aspirantes.
En una visión romántica, quien escribe podría pensar que la razón de esa nube de ciudadanos que apuntan sus baterías a dirigir al IETAM es aportar sus atributos morales, profesionales y personales a la transparencia y pulcritud de las venideras experiencias electorales, pero la terca realidad me arroja una interpretación más pragmática.
Nace esa visión, en mi opinión, precisamente de la forma en que ahora se definen las candidaturas a un puesto de elección popular, en una especie de mercado persa en donde todos meten mano, todos hablan, todos ofrecen y todos esperan obtener beneficios.
No quiero pensar mal, pero el proceso electoral que se viene encima desde el 2020, ha sido y es históricamente -incluso más que el de Gobernador- el más complicado y también el más productivo económicamente en Tamaulipas para sus protagonistas: La renovación de las 43 alcaldías.
Asienta la sabiduría popular que a río revuelto ganancia de pescadores. Esa percepción es la que precisamente ha permitido que en el presente las autoridades electorales hayan dejado atrás el papel de testigos de piedra, para entrar de lleno al reparto del pastel financiero que significa la celebración de unos comicios, en aras de la legitimidad que los consejeros ofrecen a los triunfadores. Y las elecciones de presidentes municipales son el vivero de los mayores negocios electorales en un Estado.
Seguramente debe haber ciudadanos ejemplares en esa fila de 53 personas. Debe haber aspirantes honestos e idealistas que merecen ese puesto, pero tengo la certeza de que muchos de ellos buscan no una silla de lucimiento, sino, hay que decirlo sin rodeos, lo que buscan es un botín.
Cuidado con quien elijan, hombre o mujer, como Presidente del IETAM…
¿A QUÉ LLEGA FOX?
¿Por qué el Partido Acción Nacional ha vuelto a marcar con su fierro al ex presidente Vicente Fox?
¿Por su preparación?… ¿Por su experiencia?… ¿Tal vez por su juicio atinado?… ¿Quizás por su lealtad a los colores azul y blanco?
Por favor, en ninguna de esas opciones cabe el guanajuatense.
La verdad, por lo menos es lo que se aprecia, Fox llega como cuarto bat al PAN para que apalee al lanzador estrella y a su equipo emergidos del partido político ahora hegemónico.
Queda claro: Fox habla el mismo lenguaje que el Presidente. Utiliza las palabras más parecidas al discurso del Ejecutivo y a pesar de su preclara ignorancia, Chente es carismático y le importa un bledo si queda bien o mal. Es un toro de lidia que lanza cornadas sin importarle quién tenga enfrente. Pelea a morir y en ese trance, causa daño.
A eso llega Fox: A pelear. Y apenas está calentando motores…

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