¿Tiene algo de qué preocuparse MORENA en la búsqueda por la gubernatura de Tamaulipas?

La respuesta podría ser ambigua: Sí. Y no.

¿Por qué la contradicción?

Si me permite, le expongo mi percepción de simple observador, sin falsas pretensiones de analista plus.

En el primer caso, sobre lo que puede ser motivo de preocupación en ese partido y que en mi visión ya lo es, queda claro que al definirse la candidatura morenista, como normalmente sucede históricamente en estas circunstancias, la decisión dejará en el resto de quienes fueron aspirantes un rosario de amarguras, convicciones de haber sido marginado o marginada, señalamientos de imposiciones y hasta manifestaciones de rebeldía.

Como ya lo mencioné, sería normal ese ramillete de reacciones, pero dados los niveles de padrinazgos que tiene la mayoría de quienes suspiran dentro de Regeneración Nacional por esa designación, en esta ocasión será muy difícil que todos bajen la cabeza y se sometan plácidamente al Gran Elector. De hecho, seguramente algunos pelearán.

Este escenario será un destino como dicen los abogados, fatal, no por lo trágico sino por la certeza, si MORENA insiste en obtener a su abanderado en Tamaulipas por la vía de la encuesta, un ejercicio siempre bajo la sospecha y muchas veces la seguridad de la manipulación.

Al contrario de lo que decía Carlos Salinas sobre sus detractores, hoy ya los veo y ya los oigo a los inconformes, no sólo quejándose de no ser valorados, sino en algunos casos dejando pasar el balón que podría ser un gol o inclusive abriendo bajo la mesa zanjas en el camino del candidato o candidata.

Esto, es de lo que debe preocuparse MORENA en Tamaulipas.

¿Y cómo podría inquietarse menos ese partido?

Siempre en mi opinión, la opción más recomendable para las huestes de MRN, no para tirarse a la hamaca sino para caminar más tranquilo, sería la de elegir internamente a un candidato de unidad. Con todo y el tufo a su supuestamente malquerido origen, el PRI.

No es cualquier cosa lograrlo, puede estar seguro.

Sería un viacrucis vivir la suma de encerronas, compromisos, discusiones, arrebatos, exigencias, denuncias, berrinches y mil lindezas por el estilo, para llegar a un acuerdo, pero todo enmarcado en un valor inobjetable: El tiempo.

Después de la sucursal del infierno que sería lograr en forma anticipada un consenso, MORENA podría llegar al registro con la mitad del camino ganada, que es uncir a todos los aspirantes –lo digo con respeto– a la misma yunta. Y mejor aún, en la misma dirección.

¿Existe el perfil para un candidato de unidad en esas siglas?

Me parece que sí. Cuestión de echar un vistazo a lo que han hecho hasta ahora los aspirantes, no sólo en recorridos por comunidades, en su activismo en redes sociales o en hacer el papel de Santa Clos otorgando beneficios, sino en la madurez y oficio políticos para dialogar hasta con sus adversarios en el terreno minado que es el Palacio de Gobierno del Estado. Para qué citar nombres.

Si lo logran, podrán los morenistas enfrentar el proceso no con plena tranquilidad, pero sin la zozobra de cuidarse de sus propios heridos.

En sus manos está…

UNA CRUZ PREMATURA

Hay quienes ven sepultado a Alejandro Rojas Díaz Durán en Tamaulipas, tras el aparente retiro de la arena electoral del Estado, como consecuencia delanuncio sobre su nombramiento como Consejero Político en el equipo del senador  Ricardo Monreal, que recorrerá el país, cobijado en el argumento de “profundizar” la labor de la 4T.

Me parece que se equivocan en ponerle una prematura cruz política, porque la designación, a querer o no, ubica a Alejandro como avanzada de confianza en la carrera extraoficial hacia la Presidencia de la República, que ya ha iniciado el zacatecano.

Por supuesto que Rojas volverá a Tamaulipas. Y si el destino premia a Monreal, quizás muchos de los que se rieron de él tendrán que soltar el llanto…

Twitter: @LABERINTOS_HOY