Para nadie es un secreto lo que sucedió el fin de semana, en el que la simulación electorera partidista ha dado cuenta de la votación para tener el Partido Revolucionario Institucional un nuevo dirigente nacional, en la persona de Alito, el que fuera gobernador y dejara su compromiso con los que creyeron en él para, en forma ambiciosa y temeraria, buscar beneficios personales a cambio del compromiso que implica ser votado por la ciudadanía.
El personaje en cuestión, Alito, según se le conoce, ni siquiera puede ser considerado con otro sobrenombre: “Alito”: chiquito, pobrecito, poco valioso, enano, sin crecimiento ni humano ni político.
Lo que hay que considerar de este individuo es su lealtad para con el presidente de la República, sólo que hoy se ha equivocado enormemente, porque el presidente NO es priista y se fue Alito con la finta.
Y durante el día del proceso, lo mismo: denuncias de simulaciones, compra de votos, inflado de ánforas y más. No nos podemos tragar el cuento que habla de una enorme y entusiasta participación. ¿A quién quieren engañar?
Si para llegar a un veredicto impopular y sin apego a la realidad han mentido, ¿qué se puede esperar de lo que venga, si nacieron producto de una enorme mentira?
Y si usted tuvo oportunidad de ver en algún servicio noticioso televisivo al mentado Alito, se dará cuenta que es lo mismo: demagogia, mentiras y la promesa de sumar y evitar las fracturas en un partido que prácticamente ya está muerto y al parecer se empeñan sus pocos simpatizantes en asegurarse de que éste, hoy más que nunca, mucho más muerto.
Dice el ganador que se prepararán para dar la batalla electoral a un presidente cuya popularidad, al fin, baja a niveles que han sido inflados al puro estilo priista para los medios, alimentando la norme mentira que existe y ha existido en el ámbito político-electorero, donde piensan que los ciudadanos somos idiotas y no nos damos cuenta de sus mentiras y triquiñuelas que emplean para conservar, ya no el poder, sino las pocas posiciones políticas que una oposición muy agresiva no les quiere arrebatar por un acto de simulación y colaboración conjunta entre todos ellos.
Pero, ¿qué le espera a Alito en la dirigencia del partido que fue sinónimo de corrupción, y que hoy ha dejado esa etiqueta a MORENA?
Le espera tener que concertar con el presidente de México y establecer las reglas, que al cabo que los dos las conocen al pie de letra; les queda sentarse a ponerse de acuerdo en la forma en que simularán ser oposición fuerte y digna, en aras de debilitar a un Partido Acción Nacional que en la entidad ha crecido como nada un don nadie.
El grupo que conforme el señor Alito y sus cómplices deberá tener mucha atención en la forma en que elegirán a sus dirigentes estatales, porque la gente está cansada de los mismos nombres.
En Tamaulipas, para vergüenza propia y ajena, Óscar Luebbert, quien cambió sus intere$e$ hacia MORENA estuvo votando, al igual que muchos que han sido y no han dejado la oportunidad a los demás, propiciando la debacle del PRI en la entidad.
Sin la menor capacidad de vergüenza, amor propio u honestidad, han llegado al “nuevo PRI” donde personajes viejos, oscuros y de siempre tomarán posesión. Ya veremos la forma en que se desenvolverán los neo priistas disfrazados de priistas y que son más morenistas que López.
En el pecado llevarán la penitencia, porque la gente ya no les cree ni el nombre de pila que ostentan y presumen a diario.
No les cree nada, por mentirosos y por ser los mismos de hace muchos años. Pobre PRI, de veras

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