En la recta final del último trimestre del 2020, las empresas, lo mismo que los comercios formales o informales al igual que la industria y otras actividades se resisten a regresar a la fase Uno, debido a que una parte importante de la población económicamente activa observa resultados y quizá por ello hay un temor a la desactivación.

En ese sentido las cámaras y organismos empresariales han aplicado medidas estrictas a sus empleados y a los clientes que acuden a sus restaurantes, sus servicios y anexos. Y por otra parte en algunas ciudades del país hay una movilización de la población.

La preocupación de la empresa lo mismo que la industria es que si bien no se alcanzaron las metas trazadas para este 2020, resulta para ellos prioritario transitar hacia los años venideros, pues muchos de ellos se convencieron que la recuperación económica del país se presentará hasta el 2025, ponderan que no se perderá el grado de inversión.

Un comportamiento contrario y que motiva la preocupación de los depositarios de las afores, una nueva modalidad de ahorro para el retiro, pues según la administración de fondos para el retiro, por motivo de desempleo durante el mes de octubre anterior el retiro de cuentas individuales ascendió a los 2 mil 94 millones de pesos.

Según la comisión nacional del sistema de ahorro para el retiro, el monto de los ahorros retirados en octubre del 2020 supera en 11 por ciento los retiros de septiembre del mismo año y supera en un 68 los retiros durante le mismo mes pero del 2019.

El retiro de los fondos de ahorros no es resultado según lo señalan analistas de Consar, de que la economía haya empeorado sus condiciones durante el mes de octubre, sino la situación de los trabajadores se agudizo durante el mes de julio de este mismo año, pero los efectos de los resultados de los trabajadores se reflejaron hasta el octubre, pues el procedimiento para retirar las aportaciones establece un periodo 47 días sin empleo.

La cuestión que resulta es cuál será el futuro de los trabajadores y obreros desempleados que dispusieron de sus ahorros, cuando las oportunidades laborales no regresaron para ellos y en definitiva no se reincorporaron al sistema laboral.

Ahora bien los ahorros de los trabajadores resultan insuficientes para subsistir ante una economía pulverizada, que se agudiza con presencia de una enfermedad que parece no ceder sino más bien se manifiesta con mayor intensidad.

Si bien hay una reactivación, pero hay sectores del comercio como el turismo que no alcanzaron las metas de recuperación por ello lo recomendable es conservar la inversión como lo sugieren los empresarios regiomontanos, los cuales apuestan a ver resultados favorables hacia el 2025.

Los efectos de una economía colapsada también han afectado a las administraciones gubernamentales, pues la queja y el reclamo por más recursos es propio de la mayoría de las 32 entidades del país. Ya que si la actividad se contrae también se diluye el ingreso de recursos resultado de impuestos.