En las horas aciagas que vive Victoria, es hora de recordar –y apoyar– el proyecto lopezobradorista de restituir a los ayuntamientos, entre ellos los de Tamaulipas, el control y operación de sus propias policías.
Lo dijo apenas un mes atrás su Delegado General en esta geografía, José Ramón Gómez Leal: “La policía preventiva municipal volverá al Estado”. Y abrió una puerta a la esperanza.
Si se da, en la opinión de este servidor será bienvenido ese regreso a nuestra patria chica. ¿Por qué?
Por varias razones, si es que el lector las considera así. Empiezo, si me permite.
Primera:
Con ese retorno, terminaría la comodina postura de los alcaldes de cerrar los ojos y taparse los oídos ante los embates de la delincuencia organizada. Con las facultades que les sean conferidas, por pequeñas que puedan considerarse, un Ayuntamiento se verá obligado a dar respuesta dentro de sus limitaciones a los reclamos de la sociedad en materia de seguridad pública, así sea en una figura disuasiva o de simple apoyo, que sería mejor que nada, que es lo que precisamente están haciendo en estos momentos.
Segunda:
Podrán organismos como Alto al Secuestro encabezado por la señora Miranda de Wallace –entonces sí con toda razón– exigir que los gobiernos de ese orden asuman sus responsabilidades, porque actualmente, por buenas que sean las intenciones de esa dama lo que diga es hablar en el desierto, dado que los jefes de comuna son convidados de papel a las reuniones de seguridad en donde sirven sólo para nutrir la escenografía porque forman oficialmente parte de la estructura, pero salvo excepciones de tener voz derivadas del tamaño o importancia de sus fundos, nunca tienen voto. Por lo menos en Tamaulipas son como asienta la voz popular, mirones de palo.
Tercera:
Esta consecuencia resultaría vital: Responsabilizar también a los alcaldes dándoles elementos para actuar en el terreno de la seguridad pública, en el nivel que ocupen, permitiría valorar la capacidad y espíritu de trabajo de esas autoridades. Para decirlo en lenguaje llano, podríamos saber cuáles ediles valen la pena en esa función, porque terminaría la etapa en la que hicieron una práctica común esconder la cabeza y tumbarse en un sillón bajo el argumento de “no es de mi competencia”. Muchos presidentes municipales enseñarían la oreja al obligarlos a cumplir con su parte.
Deben existir más razones y quizás de mayor peso, pero las expuestas son fundamentales para los tamaulipecos.
Así que ojalá les devuelvan las policías preventivas a los alcaldes. Sería una gran ayuda para saber sin duda, de qué madera están hechos…

LOS AUTOS “TAMAULIPECOS”
En su edición del pasado 11 de febrero, el periódico de circulación nacional, “El Economista”, publicó este titular en su nota principal de portada:
“México, el sexto mayor armador de vehículos”. Las comillas son mías.
¿Por qué citar lo anterior?
Bueno, resulta que un segmento vital de las maquiladoras que operan en Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo e inclusive en Victoria, fabrican accesorios para vehículos y una gama de autopartes. Esas plantas, para decirlo más claro, son un engrane de la enorme maquinaria instalada en nuestro país en ese ramo de la manufactura. Y están en peligro.
De lo expuesto, se deriva la importancia de las factorías asentadas en Tamaulipas, cuyas actividades nutren a buena parte de esas ensambladoras. Brota en esto, la necesidad imperiosa de no dejar la solución de las huelgas en la frontera estatal en manos sólo del Estado, que ya se vio no tiene las herramientas para resolverlo. Por favor, gobierno federal, no dejen solas a esas plantas ni a los empleos que generan…

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