Dice la voz popular que en la vida todo es según el color del cristal con que se mira.
La frase retrata con singular acierto lo que actualmente sucede en Tamaulipas con el hasta ahora frustrado retorno de las policías municipales, bajo el argumento, según el vocero de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, de que los ayuntamientos están en gran parte en la inopia y sólo algunos tienen los recursos –pero no lo admiten– para operar esas corporaciones.
En la opinión de este servidor, existen tres cristales por los cuales se puede observar ese anuncio.
El primero, oscuro y por lo tanto indeseable, es el que arroja la imposibilidad para casi todos los ciudadanos comunes de acudir en forma directa ante su autoridad más cercana, el alcalde, para reclamar la protección a la cual tiene derecho. Hasta ahora, exigir esa atención al Mando Unico que opera en la Entidad sirve para tres cosas. Para nada, para nada y luego le diré cuál es la tercera.
Los ejemplos dramáticos por desgracia, abundan.
El segundo cristal, en este caso lamentablemente sólo es claro para los presidentes municipales, quienes continuarán en la comodina y nefasta postura de fungir como simples “testigos de palo” en estos menesteres, con la ya sobada justificación de que no tienen agentes a quienes dar órdenes.
Subidos en ese caballo son parte del desfile, pero sólo como piezas escenográficas, aunque nada decorativas.
El tercer cristal, el triste, es el que nos toca mirar a través de él a la gran mayoría de los tamaulipecos. Es el de la opacidad, el que sólo permite atisbar un futuro ominoso y borroso, que es el resignarlos a rascarnos con nuestras propias uñas, que para la generalidad se traduce en rezar, dada la notoria indefensión que padecemos.
¿Por qué pensar de esa manera?
Porque si en estos momentos en que apenas se acercan al primer año de trabajo, cuando en teoría es la etapa de arrancar proyectos, los alcaldes echan a la basura la posibilidad de manejar policías locales, puede usted jurar que en el segundo año dirán que las condiciones económicas de los municipios serían peores. Del tercero ni hablar, porque se dedican sólo a guardar lo que pueden y a cubrir lo que se pueda seguir huella.
Adiós a los “cuicos”…

PORCENTAJES Y NÚMEROS
Parece un número poco relevante, pero en realidad es significativo.
Cuando las autoridades estatales de turismo hablan de que esperan para Tamaulipas un 6 por ciento más de visitantes en la temporada vacacional de verano, hay que acudir a las cifras globales para dimensionar en su real valor el pronóstico.
Véalo así: Si en el verano pasado los paseos turísticos registraron aproximadamente un millón de paseantes, un 6 por ciento más representa alrededor de 60 mil personas.
Una estancia mínima de 15 días de esos turistas arroja en alojamiento, alimentación y compras generales, algo así como 7 mil u 8 mil pesos en ese lapso. Ahora multiplique esa cantidad por los 60 mil estimados.
Pesos más, pesos menos, la derrama podría alcanzar 480 millones. ¿Quién puede minimizar esa cantidad?
La verdad es que pese a los problemas que sufre Tamaulipas, como el resto del país, no se ha detenido este segmento gracias a que siguen a la alza el trabajo de promoción turística y la seguridad en las carreteras del Estado, ambos rubros impulsados por el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, quien apenas unos días atrás echó a andar el operativo para cuidar en este asueto a residentes y visitantes. Como se vea, es una noticia positiva…

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