Son tres los aspectos a considerar para aspirar a tener una existencia tranquila, adecuada: atención, ejercicio y alimentación.
En ese sentido, destacados endocrinólogos, especialistas en el manejo de la diabetes, así como médicos internistas, generales y de otras especialidades coinciden en que el tratamiento de las personas con diabetes se debe dividir en tres grandes rubros, aunque nosotros hemos propuesto que sean cuatro.
El primero tiene que ver con la atención médica: desde el momento en que somos diagnosticados, hay que ponerse en manos de un buen equipo transdisciplinario -multidisciplinario, dicen otros- en el que confluyen un internista o un endocrinólogo, dependiendo de la disponibilidad, alguien de trabajo social, nutrición, activación física, psicología, enfermería y otros más, como un requisito inevitable para tener la información adecuada que nos permita vivir dentro del control.
Es importante enfatizar que el control de los niveles de glucosa resulta determinante: la diabetes no duele y por ello muchas veces descuidamos este tipo de datos, pensando que “poco veneno no mata” y otras cosas que dejamos pasar y que son importantes.
Aunado al equipo, hay que ser rigurosamente disciplinados con la toma de medicamentos o aplicación de insulina -lo más recomendable, desde cualquier punto de vista- que prescriba el médico, y siempre considerar su indicación: NO AUTOMEDICARSE porque puede resultar muy malo.
Hay personas a las que les sienta bien un hipoglucemiante y a otras no, y porque su organismo requiere distinto fármaco; necesitamos ser evaluados por quien realmente sepa.
Luego, considerar la periodicidad en los exámenes de laboratorio que nos pidan, y hacer una celosa revisión de los mismos: cuidar cifras vitales y ordenar el tratamiento para ello de acuerdo con el médico.
Consultas, medicamentos y estudios, constituyen la primera de las tres grandes fases.
La segunda tiene que ver con la forma en que activamos el organismo: el ejercicio o activación física. Muchos ven el término ejercicio y se asustan por su sobrepeso o alguna otra cosa, pero hay que entender que éste se debe realizar de acuerdo a nuestras capacidades personales que tienen que ver con la edad, estado físico, estado clínico, actividad que se desarrolla a diario y más.
Ponerse ropa cómoda y hacer al menos 20 minutos diarios de ejercicio resultará fundamental, y podremos ayudar al organismo a mejorar nuestros niveles de absorción de insulina y reacción a esta forma de vida.
En seguida, la forma de comer: olvidarnos de esas comilonas exageradas en las que al menos 10 o 15 tacos iban a parar al fondo del estómago.
Debemos cuidar el consumo de alimentos, la calidad de éstos y la forma en que se deben de preparar.
Los alimentos son muy variados y así debe ser nuestro régimen alimenticio o dieta -como le quiera llamar- para tener éxito en los controles de glucosa que son la vida para nosotros.
Agregaríamos, como dijimos, el cuarto eje: la educación en diabetes, que implica observar TODO lo anterior en forma celosa y escrupulosa, y en ese sentido, nos permitirá garantizarnos que haya una buena calidad en el tratamiento, en nuestra forma de vivir y sobre todo, que evitemos complicaciones que nos llevarán a estados físicos no recomendables.
Fundamental resulta ponerse en manos de los que sí saben, y dejar a un lado charlatanerías y consultas de los bien intencionados amigos. Hay médicos y especialistas, dejemos que ellos hagan gala de sus conocimientos en bien de nuestra salud, que resulta tan importante.
La experiencia personal dicta una recomendación: apégate al tratamiento, no dejes nada para mañana, porque cuando te das cuenta, es demasiado tarde. Tenemos una vida por delante, hay que aprovecharla al máximo.
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