Es interesante contemplar como la Palabra de Dios escrita en la Biblia ilumina y fortalece el caminar de cada creyente. El texto del Evangelio de este domingo, Mt. 14:22-33, presenta un episodio de fe de los apóstoles, de manera particular de San Pedro.
Este texto viene a invitar a los creyentes a tener confianza en la presencia de Jesucristo en la vida ordinaria, es cierto se vive un tiempo difícil por muchos motivos, sin embargo, en medio de toda esa realidad se debe escuchar la palabra de Jesús “Tranquilícense y no teman. Soy yo”.
Me parece que en medio de la realidad que hoy estamos viviendo se debe de escuchar esa palabra de Jesús que debe fortalecer nuestra realidad para enfrentarla con ánimo y fe en el Señor Jesús.
Si el creyente es consciente de ésto la participación en la misa dominical no es una mera cuestión rutinaria sino es encontrar una fuerza para vivir la vida cotidiana de la mejor manera confiando que el Señor Jesús camina junto a nosotros.
Es interesante contemplar lo que dice el texto del Evangelio: “en cuanto subieron a la barca el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús diciendo: verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.
Al mundo de hoy le hace falta sentir la presencia del Señor Jesús en la vida cotidiana para confiar que todo puede cambiar si se confía en su presencia y en su poder que se manifiesta en su amor y su misericordia.
Es importante que el creyente en medio de dificultades y problemas sepa sentir la presencia del Señor Jesús.
Se puede orar con las palabras de la oración de la misa dominical: “ Dios todopoderoso y eterno, a quien enseñados por el Espírito Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia que nos tienes prometida”.
Que el amor y la alegría del buen Padre Dios permanezca siempre con todos ustedes.