Resulta para el ciudadano común y corriente inconcebible el ver la permisividad existente entre las autoridades de todo tipo, destacando las electorales que tenemos en el país, y que han permitido que los partidos políticos se brinquen sobre su cabeza, infringiendo todo tipo de ordenamientos legales, en aras de tratar de convencernos de que el suyo sí es un real y auténtico candidato.

En primera instancia, indigna el que los llamados partidos políticos, que no son más que una cueva de vividores hipócritas que navegan aparentemente con una ideología, traicionable en todo momento, y puesta en la mesa al mejor postor, como las hetairas de grandes urbes: al mejor precio que paguen, insistan en darnos atole con el dedo: todos, sin excepciones, nos han querido ver la cara de idiotas al hacer campañas políticas disfrazadas de pre campañas.

A lo anterior se viene a la mente el pensamiento de cómo es posible que piensen en gobernar un grupo de vividores, si en la etapa de campaña nos engañan y traicionan, diciendo que son legales y que los ilegales del otro candidato son tal o cual.

¿Cómo pueden pedir respeto quienes no se respetan a sí mismos?

Un claro ejemplo lo tenemos con el desvergonzado de Javier Lozano, el porro legislativo que fue priísta, traicionó y se fue al PAN, y ahora de nueva cuenta se agazapa en el PRI, echando mugre y media a sus anteriores compañeros, y cuando el declaró que no haría este tipo de movimientos.

Forman coaliciones enfermizas, anti-natura, como dirían algunos, de partidos de supuesta izquierda con otros de derecha, y se agazapan en torno a un candidato. Hoy, tenemos tres coaliciones para igual número de candidatos, lo que propicia que nos inunden de spots todo el día, con las mismas propuestas…

Suponemos que también llegarán a la boleta el bronco de Nuevo León y la esposa del ex presidente, de apellido Zavala y que no es más que alguien que ha vivido de la política, y ha traicionado sus principios y postulados. Los tres de las coaliciones y éstos dos, serán las opciones que bien deben guardarse y analizarse, para elegir al próximo presidente de México.

Nada fácil, para ser ciertos.

Mienten en cuanto al dinero ejercido, porque todos sabemos los muchos miles de pesos que gastan, y lo que no concuerda con lo reportado a las “autoridades” electorales que hacen todo menos revisar y ser legales.

Y las campañas, disfrazadas de pre-campañas oficiales, para lo único que sirven es para enlodar a los contrincantes, que si bien es cierto son algo así como variante de rufián, no quisiéramos escucharlo a diario y en miles de spots, sino que nos gustaría saber que harían de llegar a ganar.

Nada es seguro, pero quisiéramos escuchar propuestas.

E insistimos: si dentro de la etapa para convencer violan la ley, ¿Qué podemos esperar si llegan al poder?

No ha entendido este grupete de vividores que los mexicanos estamos ya fastidiados de tanta mentira y demagogia, y que queremos ver hechos realidad los compromisos, y no pagar más por todo: gas, gasolina, luz, alimentos, impuestos y más, y que queremos honestidad y acción, y que ya no queremos pleitos baratos sino soluciones urgentes.

Estamos totalmente decepcionados del gobierno actual, y parece que nos decepcionaremos más aún., en la entidad, un Congreso que no sirve para maldita la cosa, y que aprueban lo que les llegue sin chistar, que no tiene oposición siquiera para inconformarse por un retardo, que son un grupo de personas sin voluntad, convenencieros y pusilánimes, supeditados a todo menos a su honorabilidad y cordura.

No queremos más eso.

Los mexicanos quisiéramos verdaderos candidatos de verdaderos partidos, no de amafiadas alianzas que su único fin es sobrevivir al presupuesto en turno.

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