En contra del desarrollo con igualdad, la cultura del privilegio es clave por la relación que se ocupa en la escala social, el mayor o menor acceso a salud, educación, trabajo, seguridad y habitabilidad, derivado de orden estructural e institucional para crear desigualdad; la fiscalidad, la apropiación de renta de recurso natural, el bloqueo de política de igualdad, la segregación territorial, dotación de infraestructura, calidad de vida urbana, el costo que se paga por la degradación ambiental y el cambio climático, la segregación de capacidades y acceso al bienestar. En México, al llegar Juárez a la presidencia, sólo 5% de la población sabía leer y escribir. Juárez intentó con establecer la igualdad desde el orden estructural e institucional y enfrentó la reacción furiosa y violenta por el grupo Conservador el cual deseaba continuar con la vida de privilegio.
Cuanto más se correlacionan, educación, acceso a buen servicio de salud, estabilidad y movilidad ocupacional, seguridad física y calidad de vida con el ingreso monetario, como patrimonio de familias de origen, más son rangos de privilegio. Cuanto más se disocia en estas familias bienestar, protección, calidad de vida y condición socioeconómica, más se socava el privilegio, fábrica social en que la brecha de productividad, incorporación de progreso técnico y acceso a mercado ampliado se vinculan a desigualdad en educación y conocimiento, ingreso, trayectoria laboral, inserción en el conocimiento y acceso a sistemas de protección social.
El inicio de las universidades en México fue estatus de privilegio; se ofreció a ciertos grupos sociales sin crear opción para millones de jóvenes que emergían en busca de educación y empleo. Las escuelas técnicas no proliferaron, se estableció la cultura universitaria que creó las universidades privadas, política que en México es un fracaso con miles de egresados desempleados y con miles de oportunidades de empleo técnico que no puede ser satisfecho por falta de acceso a esta preparación. Reparación de autos; enseres y equipos domésticos; reparaciones y mantenimiento de casas; más la época digital, se requiere de técnicos expertos y confiables en reparar y mejorar los equipos. Hay un mercado en el cual millones de trabajadores en México laboran sin la preparación adecuada y sin disciplina laboral, resuelven “a medias”, carecen de seguridad social y están ajenos al pago fiscal.
La cultura del privilegio une intereses de élites económica y política que hacen difícil reformar a favor de la igualdad. Economías que extraen materias primas, por privilegio se obtiene gran ganancia sobre la base de sobreexplotación de recurso natural y bajo salario se fomenta concentración de ingreso, riqueza y desigualdad. En Brasil, Chile, Colombia y México, el 1% más rico se apropia de más del 20% del ingreso. Persiste privilegio fiscal con exenciones, evasión y bajo impuesto a la renta. La carga fiscal recae sobre el consumo (IVA) Sea por el tipo de carga tributaria, por la falta de fiscalización efectiva o por regalía, hay un sistema de privilegio en el que quienes tienen más no ven el compromiso social de aportar al bien común por vía fiscal. El privilegio tiene dos rostros territoriales, uno, un mapa de desigualdad en capacidad, productividad, acceso a infraestructura, servicios y mercados entre regiones de un país; otro es segregación territorial en área urbana. Ahí la vulnerabilidad se refuerza: fracaso escolar, precariedad laboral y maternidad precoz. ¡Viva México!