En México, el trabajo doméstico remunerado es economía informal sustraída del derecho. Para combatir su condición se requiere plantear principios, estrategias, política pública, arreglo institucional para posicionar social y jurídicamente por ser inconstitucionales jornada de trabajo, regulación de salario, ausencia de seguridad social.
Exige intervención de gobierno y empleador. Es un estatus estructural que impide goce de derechos y acceso a recursos y bienes; e injusticia cultural, llevan a no reconocer la importancia del trabajo de limpieza y cuidados. Este trabajador para salir de su grave situación requiere medidas transformadoras, responsabilidad pública, reconocer derechos y facilitar acceso a mejor nivel de vida. Es vital, justa relación laboral, reconocimiento que las partes tendrán que hacerse entre sí, valores que caracterizan. Son base de este vínculo laboral, obligatoriedad de ofrecer entorno laboral digno, seguro, libre de violencia, y la necesidad de conciliar la vida profesional y familiar de ambas partes.
El trabajo doméstico tiene como fin cuidado y mantenimiento del hogar y atención de necesidades de sus integrantes. Es irremplazable a la vida, al procurar mejor bienestar de sus miembros, conserva espacios físicos, lo que exige esfuerzo físico, mental y emocional. La parte trabajadora duplica su carga de trabajo al cuidar su hogar y por el que recibe paga. Contratar trabajo doméstico es privilegio que familias de estrato socio-económico medio en países desarrollados no tienen. El trabajo doméstico se subvalora como actividad, por ello no se formaliza. Es una relación histórica, asimétrica.
Un paso fundamental es formalizar un acuerdo laboral, que exige cambio cultural, y reconocerlo como trabajo estratégico, digno; no servidumbre. Derecho al trabajo es fundamental, esencial para lograr otros derechos, parte de la dignidad humana, por tanto, toda persona tiene derecho a trabajar para vivir con dignidad. Dada la condición en la que laboran, se debe sacar esta relación del espacio privado para discutir en público las injustas condiciones y ayudar a normalizar su situación, ejemplo de desigualdades y cultura del privilegio imperante en México.
Un contrato asienta intercambio y naturaleza de prestaciones y contraprestaciones del vínculo laboral, transparenta derechos y obligaciones a ambas partes. Hace real el derecho a la identidad, al asentar nombres de las partes, edad, residencia y condición familiar. Permite a las partes se conozcan, ejerzan capacidad jurídica y se conduzcan por cláusulas y señala mecanismos adecuados que solucionen diferencias cuando el acuerdo se incumpla. Establece derechos específicos de las partes y negociar en mejores términos, intereses respectivos.
Para el trabajador, el acuerdo le da a conocer y comprender derechos, le habilita a negociar con el empleador el marco de derechos y condiciones en las que debe desarrollar su actividad laboral sin someterse al interés del empleador. Establece actividades a desempeñar (limpiar, cocinar, lavar, planchar, cuidar personas, mascotas, asistencia personal, jardinería, chofer), horario, evita carga excesiva o indebida de trabajo, y enmarca su realización en normativa laboral. El trabajo doméstico implica combinación de factores físicos, mentales, relacionales y emocionales. Intervienen amor, respeto, confianza, cercanía, comunicación y en desafortunados casos, humillación, discriminación, invisibilización, entre otros.