La semana pasada compareció ante las autoridades el periodista Carlos Loret de Mola, (quien es abiertamente opositor del régimen actual), por la presunta participación en un montaje televisivo, que se transmitió en vivo.
Después de comparecer, publica un video criticando a varios periodistas que el considera “en favor del régimen” de manejar una narrativa en su contra; a lo que le contestan retándolo a un debate para ver quien es más crítico. La única verdad absoluta que encontramos en todo este hecho es que la prensa y la opinión pública, están polarizadas completamente.
La crítica racional ajustada a las condiciones de nuestra compleja sociedad es necesaria para alcanzar un mayor despliegue de la democracia. En la actualidad el que algo aparente ser verdad es más importante que la propia verdad. El efecto de negar la credibilidad de las fuentes (por muy solventes que sean) y negar los propios hechos, es brutal. Y de todo esto se aprovechan los diferentes intereses creados detrás de los medios de comunicación.
En los últimos años, con la aparición de las redes sociales se han ido democratizando los medios de comunicación; las grandes agencias de noticias comienzan a perder influencia en la sociedad y surgen muchos nuevos espacios a donde podemos acudir por información. Con todo esto, la narrativa política se multiplica, y se puede acceder más fácil a empoderar ideas subalternas que no responden a los intereses de lo grandes medios y sus famosos opinólogos.
Ha contrahecho, esta democratización de los medios de comunicación se degenera en que exista una constante polarización pública de todos los temas con nivel muy bajo de diálogo y de debate público.
Para poder encontrar una situación ideal del diálogo, Jurgen Habermas propone que, para tener una acción comunicativa correcta, es necesario que los participantes en el intercambio lingüístico compartan un mismo trasfondo de experiencias y vivencias prereflectivas a partir del cual poder dotar de sentido y significado a todo cuanto se dice. Todo diálogo requiere comprensibilidad, verdad, rectitud y veracidad.
En el marco normativo actual, en el que tenemos la libertad de opinar abiertamente de cualquier tema, y con el fortalecimiento de las redes sociales, en donde cada vez más acudimos por información, la polarización de la opinión pública no cesará, sino se intensificará. Aquí es donde tendremos que elegir entre cooptar ciertas libertades o elevar la capacidad de análisis al recoger información. ¿Qué prefieres tú?