En el New York Times, Viridiana Ríos escribió hace algunos días un texto que me gustó mucho, lo tituló: “La élite económica mexicana que no es”.
Ella lo que sugiere es, que para pertenecer a la élite mexicana, que es el 1% de los hogares más ricos de este país, se requiere tener ingresos promedio mensuales de al menos $872,000 pesos y, ¿Cuántos patrones realmente ganan eso?
Me quedé con esa idea, que comparto; y quise escribir, a partir de ahí, la siguiente reflexión.
En este momento, ante la crisis de salud y económica que ha empezado a generar el COVID-19 en el país, como en el mundo, considero que es buen momento para que trabajadores y patrones, encuentren esa necesaria empatía entre lo que viven unos y otros.
La gran mayoría de los patrones en el país, si se nos rompe el ciclo económico -como en este caso por la contingencia-, nos es muy complejo sacar adelante las cosas.
Y esto último debe comunicarse, para que todo el equipo de colaboradores sea consciente de la situación, dicho de otra manera: para que la clase trabajadora mexicana se una y combatamos en unidad esta contingencia y la realidad que veremos después; esto más allá de escuchar discursos divisionistas y retórica de lucha de clases, que como se está viendo, a nada bueno lleva…
Pero, la oportunidad es doble, también es para los patrones. De recordar y asumir, que la mayoría pertenecemos a una clase media pujante, con los mismos valores familiares y de cultura del esfuerzo que nuestros trabajadores.
Sin abundar más, estimo que es el momento propicio para recordar que tanto unos como otros vamos siempre en el mismo barco e, igual, que tanto sufre uno como el otro en sus diversas pero a la vez similares necesidades: generar una mejor calidad de vida para los nuestros y para uno mismo.
Esto es importante, porque una vez que superemos esto juntos, que cierto estoy así será, nos toparemos con un mundo distinto, con una especie de “nuevo comienzo” en el que con humildad, todos tendremos que ver por el bien común, entendido éste como lo subrayé de uno de los libros de Luis Pazos: “la creación de un ambiente social que facilite a cada persona alcanzar sus aspiraciones materiales y espirituales sin perjudicar a otras”.
Sí. Tendremos que regresar a lo más básico, que aunque se pregona debería ponerse más en práctica: velar cada uno por el bien común…