Hoy me desperté, sintiendo lo mucho que te necesito, pensando en cómo el tiempo ha pasado sin haberte dicho lo mucho que te amo, aceptando, que todo lo que nos ocurre es porque así tenía que ser, y no requería de mayor intervención, al fugarse de mi pensamiento la intensión de amarte, renunciando a la voluntad para que todo fuera diferente, dejando que el viento, en forma consecuente, rozara tu figura y sin advertir, que tu sedoso cabello se moviera como lo hacen las doradas espigas de un trigal esperando su cosecha.
Hoy me desperté, olvidando cómo, de tu discreta pero bien intencionada mirada, escapaba el deseo de entre el pequeño espacio que forman los finos bordes de los párpados, antes de dibujar una línea de cerrado, invitándome, para que me acercara a ti ilusionado, a tomar entre mis manos tu bello rostro, para que poco a poco nuestros labios ansiosos se aproximaran hasta hacer contacto, para calmar la sed de mis antojos y sellar con un fogoso beso la promesa de hacerte mía.
Hoy me desperté, deseando que sintieras lo mismo y me dijeras apasionadamente que también estuviste soñando conmigo, que tenías la misma necesidad de amarme, y que el cansancio de todos los días era cosa del pasado, que igual buscabas mis labios para encontrar la paz y la armonía, que habías dejado escapar, por claudicar a nuestra unidad tan consentida, cuando decidiste entregarte a otra causa, que posponía indefinidamente nuestro tiempo y alegría.
Hoy me desperté de un sueño, en el que me veía persiguiéndote sin darte alcance, en el que te hablaba y no me escuchabas, en el que no me veías, en el que disfrutabas mi ausencia, en donde ya no requerías de mi presencia; y así desperté de un sueño que me advertía que te estoy perdiendo.
Si como sueño fue, le agradezco el recordarme que lo más importante en la vida, es despertar de toda pesadilla, cuando se está despierto viviendo sin amarte.

Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com