La noche anterior al día en que debería de asistir al Curso de Actualización sobre Dengue, Chikungunya y Zika, al que fui convocado por la Dirección del Centro de Salud donde trabajo, traté de dormir temprano para levantarme relajado; como de costumbre, me gusta llegar al menos con 30 minutos de anticipación a los eventos; la sede fue en el auditorio del Hospital Infantil de Tamaulipas.

Llegar al lugar, sorteando el tráfico en la hora pico y no encontrar estacionamiento son cosas de todos los días para los que transitan para ir a sus trabajos o dejar a sus hijos en las escuelas, en cualquier rumbo de nuestra ciudad; en mi caso, fue relativamente fácil y por fortuna encontré estacionamiento frente al nosocomio en mención.

Le pregunté a un vendedor de un puesto semifijo de banqueta si no estaba prohibido estacionarme en ese lugar y me informó cuales eran lo espacios prohibidos, así es que, me quedé en un área aparentemente segura y legal.

A los pocos metros de cruzar la reja de ingreso al Infantil, me alcanzó una dama que resultó ser paciente mía, y me platicó que tenía a su hija internada desde una semana atrás, se disculpó por faltar a sus citas y prometió regularizar su situación en cuanto dieran de alta a su hija.

Al introducirme al auditorio donde se realizaría el curso, la luz estaba apagada, pensé por ello que ya había iniciado la sesión académica; me senté en la parte posterior para no interrumpir, pero fui detectado por el ponente, quien me pidió me acercara, al hacerlo, me di cuenta de que no se trataba de la temática citada líneas anteriores y se trataba de un tema para residentes de pediatría y su maestro era nada menos que el estimado Dr. Juan Villagrán, quien amablemente, me presentó a sus alumnos e hizo una breve semblanza histórica de nuestro paso y coincidencia en una etapa importante del desarrollo académico y de la formación profesional de recursos humanos para la salud en nuestra amada ciudad.

Inmerecidas palabras de nuestro amigo, quien también, amablemente me atendió en esa honrosa institución. Me informaron que no tenían registrada ningún curso de actualización para personal de la Jurisdicción No. 1 y decidí marcharme del lugar, no sin antes tratar de hablar por teléfono al Centro de Salud para saber si no habían cambiado la sede, pero mi saldo se había agotado, así es que salí a la calle, cruce la Calzada y me dirigía a un negocio farmacéutico para poner saldo, pero en ese instante no recordé mi número de celular y una tarjeta de presentación que utilizo en casos de olvido, había sido pasada por el proceso de lavado y secado, borrando todos los datos; decido regresar al Centro de Salud, cuyo estacionamiento se encontraba más allá de su capacidad, por lo que me vi atrapado entre tantos vehículos; decido bajar del auto, y me dirigí a la dirección para informarme sobre el cambio de sede y nada que el curso si era en el Hospital Infantil pero iniciaría a las 9:00 horas, por lo que me tuve que regresar, no sin antes sortear toda clase de obstáculos para salir del estacionamiento.

Valió la pena el sortear todas las contingencias para recibir el Curso de Actualización sobre Dengue, Chikungunya y Zika, sobre todo, en momentos en los que el personal de salud podríamos estar con la guardia baja, debido a que estamos inmersos en un difícil proceso de adaptación, debido a la transición política en nuestro Estado, donde no cabe por ello el justificar nuestra falta de atención para la prevención y la detección de casos nuevos de esas enfermedades transmitidas por vector.

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