El lunes pasado, 22 de abril, se celebró el Día Internacional de la Madre Tierra, y en la radio escuché opiniones de expertos y del público en general, -en su mayoría en tono negativo-, en el sentido de que se ha avanzado muy poco en el cuidado del medio ambiente y que no hay nada que celebrar, pues el daño es irreversible, dada la producción y consumo masivo, lo cual es consecuencia de la competencia despiadada entre empresas, empresarios (y países) insaciables. Pero ¿todo está perdido? ¿No existen avances ni remedio alguno? Querido lector, lectora, quien escribe estas líneas es una optimista irremediable, por lo que he elegido presentar algunos casos que nos llevan a tener esperanza en la humanidad y en el Empecemos por el contexto: La Organización de las Naciones Unidas declaró el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra, mediante una resolución adoptada en el año 2009. Su propósito es hacer un llamado a los países miembros de la ONU a tomar acciones frente a los desafíos ambientales más urgentes de nuestro tiempo: protección a la biodiversidad y el freno a los efectos del cambio climático.

Uno de los avances a destacar es la lucha por revertir el daño a la capa de ozono, lo cual fue demostrado precisamente por el premio Nobel de Química de 1995, orgullosamente mexicano, el Dr. Mario Molina, quien falleció en 2020. A la fecha se han logrado avances significativos en la recuperación de la capa gracias a la implementación del Protocolo de Montreal, tratado firmado por varios países en 1987, y gracias al cual -y a los avances científicos y tecnológicos- se han reducido gradualmente las sustancias químicas que agotaban el ozono, como aquellas incluidas en aerosoles, refrigerantes y extintores de incendios.

En nuestro país se ha avanzado al legislar en favor del medio ambiente. Recientemente destacan las siguientes iniciativas: Desde 2018, siete entidades (Baja California Sur, CDMX, Jalisco, Querétaro, San Luis Potosí, Tabasco y Veracruz) han aprobado leyes locales que restringen o prohíben la distribución de bolsas de plástico en establecimientos comerciales; y en 2023, el Congreso de la Ciudad de México aprobó la Ley de Economía Circular, la cual fomenta la disminución de la producción al mínimo indispensable y la reutilización de elementos que no pueden volver al medio ambiente. En general, el concepto de “economía circular” considera el ciclo extraer-producir-consumir-reparar-reusar-reciclar.

También existen empresas e instituciones verdaderamente comprometidas con el medio ambiente. Aquí algunos casos notables:

Patagonia (USA, 1979).  Fundada por Yvon Chouinard, apasionado del alpinismo, el surf y la vida al aire libre; siendo muy joven desarrolló clavos y herramientas diseñados para garantizar la seguridad de los alpinistas y evitar el daño a las rocas y montañas.  Posteriormente, diseñó y produjo ropa garantizada para durar una vida entera y no sólo una temporada.  En los años ochenta empezó a donar el 10% de sus ganancias a organizaciones ecológicas. A sus 83 años, Chouinard decidió donar su empresa, con valor de USD$3 mil millones, a un fideicomiso y a una organización sin fines de lucro, a fin de conservar los valores de la empresa y garantizar que las ganancias se invertirán en el cuidado del medio ambiente. Patagonia no busca crecer, como toda empresa en un mundo capitalista, busca estabilidad y ganancias contenidas, en beneficio del planeta.

Pirwi (México, 2007). Desde su fundación, se dio a conocer como una empresa pionera, tanto en su compromiso con el medio ambiente, como por su filosofía de trabajo colaborativo, y por sus procesos industriales innovadores. Utiliza procesos y materias primas sustentables y amigables con el medio ambiente y ha exhibido piezas en las ferias de diseño contemporáneo más importantes en el mundo, además de que sus diseños han sido premiados por Green Good Design Award, entre otros.  Su nombre está inspirado por el pirul, un árbol que carece de valor industrial, pero que tiene atributos ambientales: previene la erosión, tiene propiedades antisépticas y es altamente resistente a la sequía.

En cuanto a la sociedad civil, por primera vez dos mexicanas, Ma. Fernanda Cámara y Frida Treviño, se presentaron en la COP28 de la ONU, celebrada en Dubái en 2023, para disertar sobre el vínculo entre la subordinación de ciertos grupos sociales no privilegiados y la destrucción del medio ambiente.  En Mazatlán, Sofía Trejo Lemus, Ingeniera en Alimentos Marinos, en 2018 creó contenedores para recabar botellas de plástico, los cuales se convirtieron en una especie de muros que frenan el desbordamiento de la basura que se genera en el embarcadero de Mazatlán.

Desde luego, la Cámara de Diputados también se ha comprometido con la causa de nuestro planeta. En 2018 se creó y empezó a implementarse el Programa de Sustentabilidad Integral, gracias al cual se logró disminuir el consumo de: energía en 25% (2018-2022); agua potable en 14.6% (2018-2022) y papel bond en 29.3% (2018-2022).  También se eliminó la compra de PET en agua embotellada, al instalar bebederos. Además, se restauraron las fachadas de 7 edificios, se instalaron 2 jardines polinizadores con plantas endémicas del Valle de México, y se incluyeron criterios y principios de sustentabilidad en el Manual de Organización de la Cámara en el 2021. Los datos están a 2022 porque son los que fueron analizados por la Agencia de Implementación para el Desarrollo, para calcular la huella de carbono de la institución, y cuya metodología se basa en el Green HouseGas (GHG) Protocol respaldada por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés). La agencia certificó que la Cámara de Diputados logró evitar la generación de 2,423 toneladas de CO2, gracias a las acciones del Programa de Sustentabilidad Integral en cuanto a consumo de energía, agua y en manejo de residuos.

Sin duda, falta mucho por hacer, a nivel país, instituciones, gobierno y sociedad civil; pero hoy el mundo es más consciente de ello. La frase de Jean Jacques Rousseau sigue siendo vigente, “Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza”.

La autora Secretaria General de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión