Como cada inicio de año, la semana pasada se llevó a cabo el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en Davos, Suiza, el cual reúne a los principales líderes políticos, de la iniciativa privada y la sociedad civil, para discutir los temas de primera importancia de la agenda global.  En la apertura del WEF 2023, la organización internacional OXFAM, dedicada a combatir la desigualdad y la pobreza alrededor del mundo, lanzó su reporte “Survivalor the richest”, titulado en español “La ley del más rico”.

Habría que recordar que el problema social de la desigualdad cobra mayor relevancia en la agenda pública internacional gracias al libro del economista francés Thomas Piketty, “El Capital en el Siglo XXI” (2014), título que claramente refiere a la obra de Carlos Marx, El Capital (1867) que, aunque no trata específicamente sobre la desigualdad en los ingresos, aborda la lacerante diferencia entre la clase obrera y los dueños del capital.  Por su parte, Piketty demuestra que el sistema capitalista actual ha llevado a una mayorconcentración de la riqueza, lo cual causa inestabilidad social y económica, para revertir esta tendencia, el autor propone un sistema global de impuestos progresivos a la riqueza.

Casi diez años después de la publicación de la obra de Piketty, OXFAM reporta que tal tendencia (incremento en la concentración de la riqueza) persiste, pues dos terceras partes de la riqueza generada desde 2020 ($42 trillones de dólares) la concentra sólo el 1% de la población. Además, el reporte muestra que sólo 4 centavos de cada dólar de ingresos fiscales provienen de impuestos a la riqueza o patrimonio y, contrario a la recomendación del economista francés, en los últimos 40 años los gobiernos de todo el mundo han disminuido las tasas impositivas a sus habitantes más ricos.

OXFAM refiere que esta situación se presenta en un ambiente de crisis simultáneas en el cual el mundo no termina de recuperarse de la pandemia de COVID que provocó 20 millones de muertes, la pobreza se incrementó por primera vez en 25 años, la inflación superó los salarios de al menos 1,700 millones de trabajadores, una tercera parte de la economía global entrará en recesión en este año y por primera vez el índice de desarrollo humano cayó en 9 de 10 países.  Sin embargo, los multimillonarios a nivel global han visto crecer enormemente sus ganancias durante la crisis del COVID. En los países más ricos, grandes cantidades de recursos públicos fueron inyectados a sus economías con el fin de apoyar a sus respectivas poblaciones, pero también tuvo como efecto el incremento de los precios y, por lo tanto, de la riqueza de quienes ya eran extremadamente ricos.

Lo anterior es clara evidencia, afirma OXFAM, de una falla en el sistema económico que favorece a los que más tienen bajo el argumento, que no tiene ningún fundamento pero que ha logrado asentarse firmemente a lo largo y ancho del mundo, de que impuestos bajos y ganancias altas para la elite capitalista beneficiará a toda la sociedad, dado que se genera mayor inversión y, por lo tanto, más empleos. Sin embargo, dicha premisa es falsa y no sólo eso, sino que resulta que quienes más impuestos pagan son las personas que menos ganan: Según estimaciones de la misma organización, Elon Musk (Tesla) paga una tasa de impuesto del 3.2% e incluso Jeff Bezos (Amazon) paga menos del 1%, mientras que Aber Christine, una de las comerciantes de Uganda que trabaja con OXFAM, paga el 40% de impuestos sobre sus ingresos.

De aquí que el reporte pretenda poner reflectores en al menos una de las soluciones para frenar la acumulación de riqueza en los que más tienen y que resulta ser una de las herramientas más efectivas para combatir la inequidad: gravar a los ricos. Para ello, la organización sugiere que el mundo debería aspirar a reducir a la mitad la riqueza y el número de multimillonarios de aquí al 2030, al incrementar los impuestos al 1% más rico y puntualiza que el objetivo final debería ser ir más allá y abolir por completo a los multimillonarios, como parte de una distribución más justa y racional de la riqueza mundial.

OXFAM estima que un impuesto a la riqueza con una tasa del 2% a los millonarios de TODO el mundo, del 3% a quienes posean más de $50 millones de dólares y del 5% a los multimillonarios, significaría recaudar $1.7 trillones de dólares al año.  Este monto permitiría rescatar de la pobreza a 2 mil millones de personas, además de que se podría constituir un fondo para terminar con el hambre, atemperar las afectaciones por la crisis del cambio climático y brindar cobertura médica universal a todas las personas de ingresos bajos.

Además, la organización considera que cada país debería implementar una combinación de impuestos que asegure que el 1% de los más ricos pague impuestos significativamente más altos, por ejemplo, una tasa del 60% de impuestos sobre sus ingresos e incluso tasas más altas para los multimillonarios.  Cabe recordar que el impuesto a la riqueza se refiere al patrimonio (en la mayoría de los países no existen impuestos a las herencias) y que es diferente al impuesto a los ingresos.

Este lunes, OXFAM publicó un reporte sobre el mismo tema, pero enfocado en el caso de México, titulado “¿Quién paga la cuenta?, los mitos detrás de los impuestos a las grandes fortunas en México”, el cual abordaré en mi próxima entrega para ver cómo complementa los trabajos,que aquí también hemos referido, de Viri Ríos (No es Normal, 2021) y Raymundo Campos (Desigualdades, 2022).

Por lo pronto, recordemos una frase del siglo XVIII quesigue vigente hoy más que nunca, y que fue acuñada precisamente por el amigo y aliado de Carlos Marx, Federico Engels: “La misma nueva sociedad, a través de los dos mil quinientos años de su existencia, no ha sido nunca más que el desarrollo de una ínfima minoría a expensas de una inmensa mayoría de explotados y oprimidos; y esto es hoy más que nunca cierto.”

* La autora es Secretaria General de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.