Muchas necesidades hay en la población. Muchas son las personas que tienen que recurrir a la búsqueda de apoyos de todo tipo para enfrentar problemas económicos que resolverían aspectos médicos, de intervenciones mayores o medias, prótesis y más; aparatos para poder sobrevivir están en esas listas, porque son muy costosos y la gente no puede costearse el pago, o al menos, no mucha, aunque siempre hay algunos vivales que recurren a los apoyos oficiales, dejando sin oportunidad a los que realmente tienen necesidad.
Otros, buscan apoyo para estudiar en programas de becas que funcionan, y todos lo sabemos, a medio gas, porque en las listas también encontramos muchos elementos que no tienen los requisitos académicos o socioeconómicos parar acceder a ellos, pero sí tienen las relaciones que permiten asumir un ingreso extraordinario, originalmente destinado a los que realmente lo necesitan.
Y si nos fuéramos a los hospitales de la localidad, veríamos la enorme cantidad de personas que tienen necesidad de comprar medicamentos que a precio de oro oferta la deshumanizada y criminal industria farmacéutica que, sin dolor ni sentido humano alguno, no se tientan el corazón para vender un antibiótico en 500 o casi mil pesos, con el argumento de que “finalmente, lo tendrán que comprar”.
Hay programas oficiales que tienen un colchó para este tipo de ayudas y que en algunas ocasiones se utilizó inadecuadamente, como fue el caso de aquellas personas que se dejaban pedir el famoso Botox en sus recetas para que les fueran surtidas.
Hoy, el dinero destinado a los apoyos es importante, pero sigue siendo insuficiente.
Y no por falta de voluntad política, sino porque insistimos en que la industria farmacéutica ha encontrado la paridad peso/dólar como un buen pretexto para quitarnos hasta el último centavo. Como ejemplo, podemos decirle que las insulinas que se vendían en enero, hoy cuestan 70 u 80 por ciento más en cualquier farmacia, y no todos los tipos de este medicamento los tiene el Sector Salud.
¿Qué hacer ante tanta necesidad? La autoridad no tiene una Caja de Pandora para sacar dinero indiscriminadamente.
Cierto, cuando nosotros tenemos un problema, pensamos que es el más importante del mundo y dejamos de recordar aquellos casos de gente con Leucemia u otros tipos de cáncer que realmente sí requieren todo el apoyo.
Vemos familias enteras buscando formas de obtener recursos para enfrentar estos gastos, y es cuando instituciones oficiales como el DIF Tamaulipas o el Patrimonio de la Beneficencia Pública entran en acción, procurando beneficios hasta donde es humanamente posible. Otros, recurren al DIF municipal donde, hemos de reconocer el alto grado de apoyos que entregan y de diversa índole, sin distingo social, económico, político o de ninguna índole.
Pero, insistimos: no es suficiente. Algo más hay que hacer.
Y pensamos en esos 500 prospectos de parásitos políticos que cobrarán como diputados, y pensamos que deberían ajustar la Ley de Salud o las pertinentes, para obligar a la industria correspondiente a no manejar esos precios prohibitivos, y por decreto, establecer un subsidio o descuento, o un límite de aumento, o una medida que nos permita atender la salud adecuadamente.
No es fácil enfrentar enfermedades incurables o terminales; no es fácil vivir requiriendo medicina todo el tiempo, y menos, cuando un laboratorio cada mes sube los precios con cualquier pretexto.
Los “diputados” lejos de pelear sus necedades como sucedió el pasado primero de septiembre, deberían pensar realmente en sus representados y hacer algo al respecto: poner un alto a los que pretenden enriquecerse más con las medicinas, y castigar con cárcel a quienes lucren con estas necesidades básicas.
Y entonces, muchos de nosotros, incrédulos al día de hoy con su existencia siquiera, podríamos pensar que bien vale la pena mantener a los legisladores, porque cumplen con su deber.
Pero para ello, se deben ganar el respeto que otrora han perdido y con argumentos bastante sólidos.
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