A uno de mis nietos le encargaron de tarea que describiera las etapas de las alteraciones mentales por las cuáles atraviesan las personas que se encuentran confinadas es sus hogares, con motivo de la pandemia, desde marzo a la fecha; ni lerdo, ni perezoso, se comunicó conmigo, y me preguntó si me podÃa entrevistar sobre el tema; no tuve inconveniente, pero le advertà que no me apegarÃa cien por ciento a la traducción médicopsicológica o psiquiátrica, porque podrÃamos tener un conocimiento poco práctico para los que fueran a evaluar su trabajo escolar.
El muchacho aceptó y se dispuso a escribir mis comentarios, e inicié la narrativa de la siguiente manera: Es necesario tomar en cuenta quiénes son las personas que están en confinamiento en el hogar; si se trata de un matrimonio, como es nuestro caso, yo fui el que se expondrÃa en primer término a los efectos nocivos que emanaban de las disposiciones de las autoridades sanitarias, porque tu abuela ya estaba confinada desde hace más de diez años que se jubiló; pero como yo aún estoy en activo laboralmente, es de tomar en cuenta que me pasaba la mitad del dÃa fuera de casa; por ello te diré, que al principio me dio un ataque de euforia, porque pensaba que era el momento propicio para descansar, pero, sin saber por qué a tu abuela le dio uno de pánico, esa etapa duró una semana, después aparecen sÃntomas de ansiedad tal vez por ver mi pasividad, creo que se cansó de verme nada más sentado utilizando la computadora o viendo televisión, esa etapa dura dos semanas, porque el estrés en mi caso llegó a estar en fase de distrés o estrés negativo, mientras que tu abuela sufrió un ataque de ira. En ese momento hice una breve pausa para mirar a los lados, pues no querÃa ser escuchado por mi esposa y continué diciendo: afortunadamente yo soy muy consciente e imaginé lo que seguÃa, asà es que, le propuse a tu abuela unos ejercicios respiratorios para tranquilizarnos, seguido de una terapia ocupacional, pero ella dijo que no estaba para terapias, pues en la casa habÃa mucho trabajo todos los dÃas; sospechando que me estaba insinuando algo, me adelanté y le dije : Me voy a poner a ordenar mis cosas, y a regañadientes aceptó, me metà de lleno a limpiar mi taller literario, hasta entonces me di cuenta que tenÃa como diez cajas con recortes de periódico que contenÃa los artÃculos de casi treinta años, pensé que a MarÃa Elena no le gustarÃa que siguiera guardando mi legado periodÃstico, asà es que en un descuido coloqué las cajas debajo de la escalera que sube a la planta alta de nuestra casa; el otro problema fue el de 20 enciclopedias que habÃa reunido desde hace 40 años, se las quise obsequiar a tu mamá o a tus tÃos, pero me las rechazaron porque dicen que ahora todo está al alcance de la mano en internet.
Luego reunà la colección de música que estaba contenida en varios formatos, entre ellos los discos LP de vinil, los casetes y los CDs, sacudà todo y los volvà a guardar, esperando que alguno de ustedes los ponga en un museo, donde por cierto podrÃan colocar también las tres máquinas de escribir donde hacÃa mis trabajos, asà como una pequeña colección de cámaras fotográficas donde se incluye un proyector; después, sacudà y revisé los archivos que contenÃan información de mis quince años como facilitador universitario de materias como bioquÃmica, neuroanatomÃa, neurofisiologÃa, endocrinologÃa, psicofarmacologÃa, encontré también mi archivo laboral como servidor público, mis archivos de participación en polÃtica sindical, de organizaciones polÃticas, de formación de grupos de profesionales y técnicos, archivos como fundador y cofundador de organismos de médicos como la Delegación Tamaulipeca de Salud Pública A.C. y la Federación de Médicos al Servicio del Estado y de México, después revisé y acomodé el archivo fotográfico, en fin, me dije, cuando tu abuela vea todo esto, seguramente me corre de la casa, pero para mà fortuna ella ya habÃa entrado a la etapa de recogimiento espiritual, asà es que parte del dÃa se la pasaba orando, mientras yo podÃa respirar tranquilo; pero luego siguió la etapa depresiva, y ahà tuve que entrar al quite con las labores del hogar, convirtiéndome con el tiempo en un experto en lavar ropa, preparar café, barrer, trapear y sacudir, poner la mesa, lavar platos, desinfectar superficies, alimentos. Ahorita ambos entramos a la etapa de las quejas personales. ¿Cómo está eso abuelo? Bueno tu abuela se empezó a quejar de dolores de rodilla, de cintura, de hombros, de varices, de ojos. ¿Y a ti no te duele nada? SÃ, me duelen muchas partes del cuerpo, pero mejor me aguanto, porque quiero convencer a tu abuela que todo lo que nos pasa es producto del desajuste mental, motivado por el confinamiento y no de la edad.
Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com