Cuántas veces no nos hemos quejado de una mala atención en el sector público, privado, comercial o el que se presente en nuestra existencia: hay mucha, pero mucha gente que pareciera que fue condenada a trabajar como pena capital y así atienden.
Como parte de las bromas cotidianas, la gente maneja el hecho de que en las muy famosas gorditas de Doña Tota atienden muy mal; en descargo, el columnista testifica que si bien es cierto que existen unas personas que atienden a fuerza, hay otras muy maravillosas y que al menos nos regalan esa sonrisa para poder entregarnos “algotra” gordita que deseamos.
Y eso sucede en la Universidad, en el centro médico, el mercado, y en algunas tiendas de conveniencia, donde parecieran más policías mal pagados que servidores.
¿Qué nos cuesta atender bien? Nos pagan lo mismo, nos tardamos lo mismo, y siempre ha sido validado el hecho de que una sonrisa tiene mejores y mayores dividendos que una cara agria, una “jeta”, o un ceño adusto.
Resulta totalmente desagradable que te levantes, te arregles y salgas dispuesto a comerte el mundo y el almuerzo, y llegando a almorzar te topes con esas caras de palo amargo, o que llegues a la tienda de conveniencia y te traten con la punta del pie.
Siempre hemos pensado que la actitud para atender y servir dice mucho de la gente, pero lo que hagamos por los demás se revira hacia nuestra persona.
Hace mucho leímos un refrán que nos daba esta idea: cuando alguien no te sea agradable, cuando te caiga mal, hazle un favor, dale una sonrisa, y verás que cambia inmediatamente tu idea sobre él.
Es impresionante el cambio tan radical que hace nuestra vida y nuestra percepción de los demás. Es hora, entonces, de experimentar la búsqueda de acciones que nos lleven a actitudes agradables, que nos permitan vivir de una manera más alegre y amable.
Es increíble que haya secretarias en las dependencias que llegues y sean peor que un vinagrillo y quieran hacerte pasar un mal rato. Recordamos aquel comercial televisivo que les pregunta si desayunaron All Bran, porque a juzgar por la actitud, seguramente habrán de estar en ayunas.
Si todos cambiamos un poco nuestra actitud vamos a recibir mejor trato de los demás, y también una actitud más positiva que nos permitirá ver con mayor alegría nuestras obligaciones que, por cierto, de buenas o de malas, las tendremos quehacer de cualquier forma, así que es importante entender que si encontramos la forma mejor para ejecutarlo, lo pasaremos mejor.
Así que ya lo sabemos: hay que levantarnos con una sonrisa, una frase de agradecimiento a ese Ser Supremo que conocemos de una u otra forma, y entonces, pensar que somos bendecidos por haber recibido la existencia a un día más, y aprovechar para hacer el bien a alguien, porque cuando ésto se logra, avanzamos muchísimo como personas, sin lugar a dudas.
Hoy comienza esa parte de existencia que nos toca vivir para mejorar, para avanzar, para hacer un nuevo amigo o relación armónica, y para romper con ese gesto que nos dañaba: hoy iniciamos el camino a una compostura de actitud en general, y si buscamos algo en qué aplicarlo, seguramente encontraremos mil y un pretextos para mejorar.
Hoy, la vida es mucho mejor para nosotros, y tenemos que ser recíprocos con ella y sus habitantes, así que a regalar sonrisas, gestos amables, y sobre todo, una actitud humana, positiva y que nos lleve a mejorar como seres humanos, que a eso fuimos llamados: a encontrar las mejores formas de convivir y ser mejores en favor de los demás, que el beneficio será retransmitido a nuestra persona, sin lugar a duda. Hagamos el esfuerzo, que el mundo y nuestra existencia lo merecen más.

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