En julio 2021, la Comisionada Nacional de Búsqueda, Karla Quintana, señaló que en México había sitios de exterminio. Aparecían fosas clandestinas. Denunció que en 6 estados se habían hallado fosas y sitios de desaparición y exterminio donde cuerpos de cientos de víctimas se disolvían en ácido o eran calcinados.
Hizo notar que no había sentencias por este tipo de crímenes ni causas judiciales abiertas. Había grave crisis forense por miles de cuerpos sin identificar. A AMLO no le gustó el término “sitios de exterminio”, a pesar de que eran crematorios.
Gracias al esfuerzo de los colectivos y de la Comisión Nacional de Búsqueda se reconoció la existencia del campo de exterminio “La Bartolina” donde se extrajeron 500 kilos de fragmento óseo. Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos reveló la existencia de 5 sitios de exterminio en el noroeste del país con más de 600 mil restos óseos, centros semejantes al rancho del horror en Teuchitlán: fosas para quemar o contenedores para disolver cuerpos, campamentos y, restos de víctimas.
AMLO no mostró interés. Le molestaba la realidad. En mayo 2022 espetó: “nosotros cuidamos a los integrantes del crimen organizado, son seres humanos”. Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, su sexenio pasaría a la Historia como el de mayor número de personas desaparecidas. Envió a Alejandro Encinas a pedirle la renuncia a Quintana y ordenó a los servidores de la nación que hicieran su propio censo.
La presidente Sheinbaum afirma que el escándalo que siguió a la aparición del rancho de Teuchitlán es un complot calderonista, pero la existencia de centros de exterminio está documentada sobre todo durante el sexenio de AMLO a quien, a pesar de sus insultos mañaneros, la crisis le estalló. En medio año de gobierno Sheinbaum acumula seis mil desaparecidos.
Interesante es la falta de unión entre los mexicanos, independiente de las regiones norte, centro, etc. Esta ausencia de pertenencia a una nación, del conocimiento de que a gobernantes y políticos se les paga y que somos sus jefes. Por ello en lugar de exigir que se aplique justicia, dejamos que el gobierno se comporte como amo. Antes maiceaban a la prensa; hoy nos maicean a millones con los diversos programas sociales, por eso no logramos crecer como ciudadanos.
En campaña se aparecen por doquier, en el puesto, difícil es que un presidente municipal reciba a un ciudadano. En instancias estatales hay que recurrir a solicitud por escrito explicando el motivo de la entrevista. Uno paga su salario para que ellos vivan como familia real, dividiendo canonjías y heredando puestos.