“Porque yo sé los designios que tengo sobre vosotros, dice el Señor, designios de paz, y no de afición, para darnos la libertad que es el objeto de vuestra expectación” (Jeremías 29:11)

Se siente bien cuando Dios te observa y muestra su complacencia, hasta los más pequeños detalles son grandes cuando provienen de él; y el hombre de buena voluntad no requiere de mucho para sentirse bien, en ocasiones bastará una palabra de aliento, para sacar una sonrisa; a veces una mirada bien intencionada, otras, una suave palmada en el hombro.

Hay virtudes que permanecen ocultas, que surgen de manera inesperada cuando Dios quiere decirle al mundo, que no todo es sufrimiento y tristeza, al Señor le basta dirigir un pequeño rayo de luz, para iluminar la vida de los que han perdido la esperanza.

Hoy me dijo el Señor: Ten confianza, vendrán para ti y para la humanidad cosas mejores; el mojó sus preciosas manos en el lago de la abundancia y las sacudió generosamente desde el cielo, para hacer crecer  hermosas flores en el desierto, para dar de beber al sediento, para limpiar la tierra de toda enfermedad y sufrimiento. El Señor tocará los corazones afligidos y las  muecas de dolor se cambiarán por amables sonrisas; fluirá  la armonía como manantial precioso, y la paz reinará en el mundo sin contratiempo.

Hoy los ciegos verán, los sordos oirán y los mudos hablarán, los paralíticos caminarán, el Señor ha iniciado una gran cruzada de bienaventuranzas, sanará todas las heridas, dará de comer al hambriento, dará libertad a los pueblos oprimidos.

Hoy el mal anuncia su retirada, brillará el sol, se pintará de colores el cielo; el Señor se ha comprometido con su pueblo.

“A lo que Jesús dijo: Si tú puedes creer, todo es posible para el que me cree”. (Mc  9:22).

 

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