Al prácticamente cerrarse el proceso electoral de este año en Tamaulipas y varios estados más, una convicción navega en México.
El Partido Revolucionario Institucional está acabado, aseguran. El PRI, el antaño llamado “invencible”, el ex “partidazo”, no tiene futuro.
Para sostener esa especie de condena, la prueba principal manejada en forma general es la misma. Sí, el desplome en los votos, estadísticas que sobre el papel se perciben como irrefutables y como un virtual epitafio.
En esa avalancha de augurios tan tétricos para el partido tricolor, me viene a la mente una frase utilizada por muchos practicantes de ese oficio, que en forma constante demuestra su vigencia:
En política, nadie se muere hasta que se muere.
La aparente redundancia digna de nuestro Filósofo de Güemez, deja sin embargo una lección: No se puede dar por desaparecido a un político o a un partido, hasta que el primero es sepultado y el segundo hasta que pierde su registro.
¿Por qué dudar de la extinción del PRI a pesar de tantos descalabros?
Por una razón: Los números.
Frente a las deprimentes cifras electorales obtenidas por el priísmo en este año, un escenario no puede hacerse a un lado: Las 12 gubernaturas que aún tiene en sus manos el Revolucionario Institucional. Le menciono los estados: Campeche, Coahuila, Colima, Guerrero, Hidalgo, Edomex, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
Esa docena de entidades suman en conjunto, de acuerdo a cifras del INEGI hasta hace cuatro años, 38 millones 180 mil 166 mexicanos. Desde luego, no todos en edad de votar y no todos priístas, pero eso es lo de menos en lo que se denomina “operación electoral” donde no siempre gana el que más seguidores tiene. Para qué le doy ejemplos.
Sin embargo, quienes desean echar la última palada al PRI deben tomar en cuenta un factor: Aún no han calado en la era AMLO el poder de todos los gobiernos tricolores en alcaldías y sucesión sexenal, porque los dos estados que ganó MORENA en este año, Puebla y Baja California, pertenecían políticamente al PAN. Regeneración Nacional no ha medido todavía fuerzas con el Revolucionario en los feudos que éste conserva.
Olvídese del deprimido Puebla y del olvidado Baja California. La verdadera prueba de la Cuarta Transformación en el terreno de los votos será cuando enfrente a los gobernadores del PRI.
Y quién sabe cómo andará la popularidad de Andrés Manuel cuando lleguen esos momentos…
UN CIERRE POR CUIDAR
Cerrar la frontera de Tamaulipas en sus límites con Veracruz, puede tal vez arrojar mayor control en materia de seguridad ante el drama que viven los sureños, pero hay que pisar con cuidado, porque también puede generar severos problemas.
En los hechos, los veracruzanos que viven en el norte de su Entidad se sienten mucho más tamaulipecos que jarochos. Trabajan y gastan su dinero en Tamaulipas, no en Veracruz. Sus amigos y gran parte de sus familiares están en Tampico y Madero. Muchísimos jóvenes estudian en nuestro Estado.
Ojalá que la medida no haga pagar a justos por pecadores…
ACTO DE HUMANISMO
Tal vez usted no lo sepa, pero es muy posible que lo sienta, si es madre de familia.
Hasta ahora, Tamaulipas es el único Estado en el país, que se hace cargo íntegramente de las estancias infantiles que perdieron el apoyo federal para sus operaciones. Son en total 245 albergues de ese tipo en el Estado, que lograron permanecer ofreciendo ese servicio.
No está de más decirlo: el beneficio es enorme para muchas madres trabajadoras que estuvieron a punto de perder su empleo por no contar con asistencia profesional para sus pequeños. En conjunto esos establecimientos atienden a poco más de 6 mil 800 menores de diversas edades.
Dicen que las buenas noticias no venden, pero en este caso específico la decisión del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca apoyado por su esposa Mariana Gómez, de sostener a esas estancias, en lo personal, me parece no sólo una acción oficial, sino una señal de humanismo, Ojalá no cese ese respaldo…
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