Como estaba pronosticado se calentó Tamaulipas, apenas se sintieron los primeros frentes fríos y la política le devolvió al estado su tradicional calor infernal, la lluvia de una semana contínua con bajas temperaturas no hizo mella en quienes se sienten con derechos y con izquierdos para competir por la Senaduría.

Se alborotaron muchos y de todos los colores, algunos con las alianzas ya se des-alborotaron, pues tendrán que echar porras otra vez a un candidato que antes era enemigo político y que ahora es socio de interés, no solo para esta elección, sino para la que más les interesa, o sea la del 2024.

La guerra de lodo comenzó de inmediato, no sé qué tanta mella haga, pues de tanto repetir los mismos argumentos, difícilmente la sociedad se creerá cuando menos el 50% por ciento, pues es de sobra conocido que para ser político se tiene que tener la cola algo sucia, pero no demasiado, es decir, puede oler, pero no se debe ver.

Las luchas internas son las más interesantes, pues gracias a ellas podemos enterarnos de quien patrocina a quien, cual odia a cuál, de donde viene el apoyo y sobre todo quienes están vetados.

Unos querrán ir solos, es lógico ya se acostumbraron a perder, esto le deja una clara lección a la sociedad, la política es negocio ganando o perdiendo, pues la ideología es lo de menos, ella se puede adecuar a las circunstancias particulares del tiempo que les toque vivir.

Otras siglas actuarán con espíritu femenil, pues como el riesgo es mucho no pueden ir al baño solas, así que invitarán a las más cercanas a su zona de confort, para encaminar sus pasos a la debacle sin el menor remordimiento natural.

Mientras que en el “Bull Pen”, quedarán los mejores, por la simple y sencilla razón de que la administración pública es como los equipos de futbol llaneros, se conforman con los amigos, los incondicionales, los que necesitan brillar a la sombra de un árbol o necesitan nadar junto al pez gordo para comer las migajas.

De aquí a la Navidad, será divertido observar con ojo crítico lo que sucederá, saber si la popularidad será factor o si la Academia lo definirá.

La popularidad ya lo hemos dicho muchas veces, es positiva o negativa, pero es popularidad al fin, cuando no se toma en cuenta, regularmente es porque la base se encargará de le definición.

Pero aguas con los pronósticos anticipados, pues la base social de los partidos es una y la base de datos del “Señor Dedo” es otra, así que nadie se diga sorprendido, cuando todos conocemos el sistema desde que un partido duró más de 70 años en la Presidencia de la República.

Esfuerzos habrá muchos, sin duda todavía hay quien piensa que los méritos son tomados en cuenta para obtener la candidatura de su partido o de su coalición, sin embargo, en el caso particular de las candidaturas a Senador, el peso específico del centro del poder, resulta siempre aleccionador y para ellos basta remontarnos a las anteriores decisiones cupulares.

Sin embargo, no se trata de desanimar a nadie, si algo es bien visto hoy por la sociedad toda, es que las reglas no escritas han cambiado, ello permite vislumbrar un mejor futuro, pues pudiera darse el caso de que los partidos nos sorprendan con mejores cartas propuestas para la boleta electoral de febrero del 2023.

Sería fantástico que Santa Claus nos regale una boleta con verdaderas opciones que nos hagan pensar: ¿Quién será el mejor Senador?

En las últimas elecciones ha sido muy fácil dilucidar quienes eran los malos, es decir las decisiones electorales no se basaron en los méritos del triunfador sino en las deficiencias de sus contrincantes, es decir no se tenía mucho que pensar para ofrecer el voto a una nueva opción, pues las tradicionales resultaban nefastas.

El FODA, (Fortalezas y Debilidades de los Aspirantes), determinaba de antemano la decisión electoral, ante esto los partidos tienen la última palabra, pues ya quedó claro que SE CALENTÓ TAMAULIPAS.