La historia nos cuenta muchas cosas acerca de San Valentín y por qué se celebra el 14 de febrero el Día del Amor y la Amistad, aunque no está muy claro el rumbo que ha tomado esta fecha tan significativamente recordada por un numerosísimo núcleo poblacional que representa la mayoría.
El comercio organizado -y no tanto- ha logrado escarbar en este tipo de fechas y rescatar la parte económica que a veces en el año no tienen, por una situación difícil que vive casi todo mundo. Sin embargo, hay mucho que rescatar de la fecha, aunque haya quienes consideren que no hay que hacer el juego a los que las “imponen” como gancho publicitario y aspectos meramente materiales y comerciales.
Si a esas vamos, todo es comercial, hasta el cumpleaños.
Pero ver en todos los ambientes que se fomenta un poco más el sentimiento de amor y amistad es relevante, sobre todo, cuando vivimos en tiempos en que hay que desconfiar hasta de nuestra propia sombra, y que la amistad desinteresada, clara y honesta se ha ido perdiendo con el paso del tiempo.
Del amor, podemos decir muchas cosas, pero lo más importante es lo que vive cada uno dentro de su existencia: hay amores que ensalzan, otros, que destruyen, y unos más que matan, pero hay amores edificantes.
En las escuelas se ha acostumbrado hacer intercambios de regalos y comprar pequeños obsequios durante los días previos a través de un “amigo secreto”, en uno que parece juego pero que tiene mucho de interesante, porque, de una u otra manera, fomenta el sentimiento de la amistad, que, entendemos, es el más puro y valioso del ser humano.
Quien tiene una migo, tiene todo, reza un viejo refrán, y hay miles que hablan de la importancia de un amigo: “los hermanos se tienen por naturaleza: los amigos, se eligen”, dice otro, y así, podemos leer muchas cosas sobre el sentimiento tan especial del que hoy toca reflexionar.
Pero… ¿Qué es ser amigo?
Hay muchos significados y acciones que demuestran quien es realmente un amigo. Se dice que a éstos -los amigos- se les conoce en la cama y en la cárcel, porque es a donde realmente nos acompañan, y no solamente a las fiestas y francachelas de fin de semana: los amigos osn algo más que eso.
Es por ello que hay que cuidar el aspecto de los amigos: fomentar tenerlos, pero cuidar que no nos abandonen y no nos traicionen, obviamente, entregando lo mismo siempre nosotros antes de esperar algo a cambio.
Tener cuidado de elegirlos, porque hay unos que nos hunden y nos dejan destruidos, aunque hay otros que nos ayudan a salir del paso.
Ya ve usted que en tiempos de campañas son típicos los grupos que se forman como los “amigos de…” y así siempre sucede.
Terminan las campañas, y se acabaron los amigos, como sucedió con aquellas mujeres que conformaron un grupo floral y nunca más volvieron a reunirse.
Pero un amigo es un tesoro valioso, y hay que tratar de hacer amigos en el trabajo, un equipo de colaboradores y amigos es lo mejor que podemos conformar, porque entonces, todos unidos en una meta común, podríamos empujar con más fuerza y avanzar más rápido, sabedores que quien gana somos todos y no uno solo.
Ese sería un buen pretexto para estar con los amigos.
Confianza, valor, sinceridad, honestidad y más son los valores principales que se deben cultivar.
Es el momento, un buen pretexto, en 14 de febrero, para que hagamos de la amistad una virtud cotidiana, y honremos ésta con acciones de lealtad, sinceridad y positivismo total. Porque los amigos merecen eso y más.
Y entregar lo mejor de nosotros mismos, porque finalmente, a todos nos gusta recibir bueno y claro, que debe ser la característica principal del sentimiento de los amigos.

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