Como te ven te tratan, cita un refrán popular que recordé recientemente, y después de verme en el espejo, me dije a mí mismo: como te ves te sientes; y realmente tiene algo de cierto, después de estar acostumbrado al baño y cambio de ropa diario, antes de que iniciara la pandemia, poco a poco fui perdiendo el interés sobre el estar cambiándome de ropa diariamente, total, me dije, en qué puedo ensuciarla, si casi no salgo a la calle y para andar en casa , pues todos o la mayoría optamos por vestir cómodamente y además, es muy práctico usar ropa deportiva aunque no hagamos deporte; lo de no bañarse todos los días no es por gusto, lo que pasa es que últimamente la escasez de agua, al menos por la zona donde habito, es ya muy recurrente, de hecho, instalamos un tanque para almacenar agua, mismo que funcionó algunos meses, pero la necesidad hizo que muchos de los habitantes instalaran también sus equipos, y ahora, si acaso, se alcanza a almacenar lo necesario para el lavado de las manos, lavar la vajilla , realizar la limpieza del hogar, para las descargas del sanitario y programándose bien, lavar ropa una vez por semana. En ocasiones nos vamos con la finta y pensamos que el tinaco tiene suficiente agua para bañarnos y nos quedamos a medias, por lo que tuvimos que implementar un plan B, para cuando nos quedáramos enjabonados. Pero no todo es negativo, hemos aprendido a valorar el hecho de contar con agua potable, de ahí que reducimos al máximo su desperdicio, sobre todo, reduciendo el tiempo para el baño, el sanitario, el lavado de manos, ropa y trastes.
Mi esposa pensaba que todos estos cambios de hábitos, sólo afectaban a unos cuantos, pero la verdad, pudimos comprobar que afecta a muchos conciudadanos, entre ellos, a Antonio, mi hermano mayor, que por cierto, nos vemos poco desde que inició la contingencia sanitaria, de ahí que por el mes de julio del año pasado tuve la oportunidad de saludarlo y no lo reconocía con su atuendo y con las barbas, pues lo confundí con el cantante Demis Rousoos en su mejor época, después lo volví a saludar en diciembre y ya había cambiado su imagen, ahora se parecía a Santa Claus, y ahora en febrero del 2021 se parece a Moisés, y fue cuando aproveché para decirle que tomara su cayado, mirara al cielo y le pidiera a Dios que regresara el agua al cauce del Río San Marcos, para ya no sufrir de esta escasez del vital líquido.
Pero regresando al tema sobre la salud y la imagen, quiero recomendarle a todos mis estimados lectores, familiares y demás amigos, que no se abandonen a sí mismos, que recuperen la imagen pulcra, jovial y propositiva, porque la mente es tremendamente poderosa y puede mal interpretar nuestra cómoda postura para pasársela en casa durante la mega cuarentena y entonces mandar instrucciones a nuestros sistemas, para que se mantengan con la eficiencia mínima como para sólo comer, dormir y respirar.

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