En el plano nacional la bursatilidad política ha tenido altas y bajas interesantes en la última semana. Por una parte el PAN perdió índices de valor arrastrado por el descrédito de su dirigente nacional. En su conjunto de bienes el Partido Albiazul había enarbolado a lo largo de su historia la democracia, la honestidad y se proyectó en todo momento como el paladín en el combate a la corrupción.

Un solo hombre, Ricardo Anaya Cortés echó abajo 78 años de historia en una caída libre desde el top que el mismo contribuyó a construir hasta 2016. Para quienes tienen creencias de malos presagios, 2017 no fue su año y muy difícil de recuperar la imagen y poder perdido hacia el interior del partido, lo cual irremediablemente se tiene que traducir en la reprobación social.

Las propiedades inmobiliarias de Ricardo Anaya en conjunto superan a la Casa Blanca de Los Peña y eso que no ha sido gobernador. Sus antecedentes económicos no aguantaría el más elemental arqueo; el sistema político Tricolor no acostumbra a realizar campañas negras mediáticas, no sabemos si por prejuicio o por temor a que en algún momento se detecte su participación.

Y Carmen Aristegui, o el Peje no ven en el PAN el enemigo a vencer, están obcecados en que su único adversario es el PRI, de tal manera que tenemos que conformarnos con los señalamientos de El Universal.

Al partido MORENA también le llovió en su milpa tras la desafortunada declaración de su Presidente y virtual candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador quien formuló como propuesta pactar con la delincuencia.

Lo ha expresado en diferentes ocasiones. De gira por Chihuahua, López Obrador dijo que había que cambiar de estrategia para acabar con los efectos del crimen. La Jornada, un periódico identificado con las izquierdas y particularmente con el tabasqueño, publicó: “Propone AMLO acabar con narcotráfico y violencia a partir de un diálogo de paz”.

LA AMNISTÍA UN PERDÓN NO PEDIDO.- En Oaxaca el líder de MORENA expresó “Se van a explorar todas las posibilidades y no descarto que se someta a discusión que se consulte al pueblo sobre la posibilidad de una amnistía para lograr la paz. Ya no queremos la guerra, queremos la paz en el país”. También lo ratificó en Guerrero.

Desde luego una cascada de declaraciones reprobatorias por parte de otros líderes de opinión entre ellos Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Enrique Ochoa Reza, uno que otro dirigente de organizaciones empresariales o de la sociedad civil.

Lo más probable es que este tipo de declaración sólo confirme el voto de reprobación que ya tiene, mientras que a sus fieles seguidores no les preocupa una puntada más de AMLO.

Aunque bien valdría la pena aclara que para dictar una amnistía necesita el control del Poder Legislativo, porque es en ese seno donde se aprueba o rechaza el procedimiento y no una orden del Poder Ejecutivo como en el porfiriato, o como lo propuso Carlos Salinas al enviar al Congreso de la Unión la iniciativa para una amnistía a los involucrados en el movimiento zapatista.

Resulta que la amnistía es un procedimiento de perdón, o de indulgencia que anula, por decirlo de alguna manera, una sentencia. Por eso el Subcomandante Marcos se “pitorreó” de Salinas cuando le preguntó de que los iba a perdonar (al Ejército Zapatista), empezando porque no tenían una sentencia, tampoco estaban tras las rejas. En ese marco de referencia el tampiqueño Sebastián Guillén preguntó al Presidente “¿De qué tenemos que pedir perdón? ¿De qué nos van a perdonar? ¿De no morirnos de hambre? ¿De no callarnos en nuestra miseria?”

De tal manera que no está clara la propuesta de López Obrador, si es para los que están encarcelados o los que andan libres, y que sin indulto les estaría ofreciendo no perseguirlos a cambio de que se porten bien. Pero ya no sería ni amnistía, ni indulto, sería una negociación con la delincuencia.

El ofrecimiento del Peje suena a una actitud desesperada cuando los indicadores su favor están paralizados y le preocupa el arribo a la arena electoral de José Antonio Meade.

El candidato de López Obrador por el PRI era Miguel Ángel Osorio Chong, en todas las encuestas de Morena lo llevaban como puntero, atrás de AMLO, pero siempre el más alto del Tricolor. Era la carta con la que hubiera querido competir el Peje.

Esto apenas empieza, tendremos un pulso más cercano a la realidad cuando el Frente tenga candidato, o el PAN y el PRD se decidan ya sea en coalición o cada quien por su lado a destapar su carta.

MEADE Y SU POTENCIAL POLÍTICO.– Decíamos que también hay quienes ven subir sus bonos, es el caso de Miguel Ángel Mancera en su disputa por la candidatura presidencial por el Frente Ciudadano por México y José Antonio Meade Kuribreña que en los últimos días, ha tenido manifiestos apoyos y aprobación hacia el interior del Tricolor y también en círculo sociales diversos incluyendo voces panistas con autoridad.

La circunstancia es que Meade cuenta con mucho potencial por desarrollarse. Le favorece su indiscutible preparación no sólo académica, sino en el terreno de los hechos por los desempeños que ha tenido en diferentes secretarias de Estado. Lo más importante es que no tiene cola que le pisen y esta vez los esfuerzos de los panegiristas de López Obrador en sus primeros videos contra JAMK no reúnen ningún material que de sustento a la descalificación.

Los primeros sondeos favorecen a Meade, que está en pleno despegue de crecimiento y a partir de aquí estaremos viendo que ocurre con AMLO que está estancado desde hace algún tiempo.

Retomando el caso del Dr. Mancera, tiene un PRD firme en torno a su candidatura, y el Frente tendrá que abrir el juego con más de un candidato. En otras palabras el acuerdo de que el candidato presidencial de esta coalición sería el PAN está aún por verse.