Son muchas las llamadas y poca la respuesta, en relación con lo que se requiere. Esta mañana, circulando por el Eje Vial de la capital tamaulipeca nos percatamos de la cantidad incontable de charcos de todo tipo y tamaño, producto de las lluvias que se han dejado sentir en la ciudad ex de las cotorras.

Obviamente, pensamos en la cantidad de larvas de mosquito que pudieran desarrollarse en estos puntos de humedad, y pensamos también en la enorme, muy enorme cantidad de charcos y botes llenos de agua o con estancamientos manifiestos que se encuentran diseminados en la ciudad y en donde las larvas tienen su modus vivendi ideal.

Es cuando pensamos que las acciones de la Secretaría de Salud en Tamaulipas, si bien es cierto que son demasiadas, nos hace falta aún más, y debe provenir, como hemos comentado, de la sociedad en general: de usted y nosotros, porque finalmente somos los beneficiados… o los afectados.

Las medidas que conocemos y que a veces nos marean: descacharrizar los patios y solares baldíos, procurando dejar todos los botes y recipientes boca abajo para que no se llenen de agua cuando llueve, así como fumigar las casas, patios y terrenos, buscando disminuir los puntos donde se pueda desarrollar el insecto que provoca tres enfermedades: Zika, Dengue y Chikungunya, siendo las tres muy peligrosas y que pueden inclusive provocar la muerte en una de sus muchas variables, como sucede con el llamado dengue hemorrágico.

Y aquí, la secretaria de Salud Gloria Molina hace el llamado a través de sus funcionarios y trabajadores, así como de los medios de comunicación para que nos unamos en esta lucha sinigual, porque en un minuto de humedad son reproducidas millones de larvas que pueden ser la diferencia entre una enfermedad de la temporada y una epidemia.

No queremos ser sensacionalistas ni asegurar tragedias que no han sucedido, pero precisamente, por esa y muchas razones similares es que queremos que no se desarrollen estos problemas que cuestan mucho dinero que podríamos ahorrar tanto el gobierno como nosotros en casa.

Atender esta problemática sanitaria cuesta salarios, viáticos, recorridos, infraestructura física, insecticidas y muchas cosas más, y luego, en casa, nos puede costar consultas médicas, medicamentos, incapacidades y a veces hospitalizaciones que pudieran llevar a fallecimientos no esperados y que tienen un imacto social, humano y económico muy grande.

Es la hora de sacar solidarias acciones entre todos: si conoce bien a sus vecinos y sabe que desconfían del personal de la Secretaría de Salud, insístales para que les permitan pasar a fumigar sus patios, o de que compren o consigan insecticida para, ellos mismos, fumigar y evitar la propagación de estos animales que mucho daño nos hacen diariamente y engordan las estadísticas de casos y dinero gastado de okis. Decimos “de okis”, porque no se debería gastar un centavo siquiera en estas medidas cuando la problemática ya existe; deberíamos concentrar gastos y esfuerzos para combatir los casos que llegan y hay que atender.

Pregunte a alguno de sus conocidos qué se siente si es que no le ha pasado tener dengue, zika o chikungunya, y se dará cuenta que no precisamente la pasa bien la gente: vivir con niveles de fiebre elevadísima es muy estresante y acaba con mucho del individuo: mina su salud y su resistencia.

Entonces hagamos causa común con la Secretaría de Salud y su titular, Gloria Molina, con sus funcionarios y toda la gente involucrada en esta lucha sinigual, y hagamos lo que nos corresponde, y también, si podemos compartamos la información que sería la diferencia entre vivir con un problema de los antes señalados o pasar como si nada.

Es tiempo de unir esfuerzos, de hacer causa común: hagamos de esta temporada de lluvias una estación del año y no de tragedias. Por eso, es importante luchar contra estos problemas sanitarios. Todos podemos hacerlo y es nuestra responsabilidad ciudadana.

 

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