Debo reconocer algo positivo en el partido MORENA, en lo que se refiere a Tamaulipas.
Con raíces priístas profundamente clavadas en su historia, a pesar de la oleada de aspirantes formados en el Estado para buscar su candidatura a Gobernador, no ha repetido hasta ahora excesos tricolores del pasado en cuanto a la ruptura de su disciplina interior.
¿Quién no recuerda en ese pretérito tricolor las manifestaciones de grupos en contra de alguno de los protagonistas?…¿Alguien ha olvidado las tomas de edificios sede del mismo?…¿Los cierres de accesos en algunos lugares?…¿Las cruentas guerras de lodo?
Pues no. Como señalé, hasta ahora en esta patria chica los aspirantes morenistas no han caído en esa trampa. No sé en otras latitudes.
La verdad es que esas acciones eran parte del folklore electoral. No sabían a campañas esos tiempos sin esas a veces divertidas y a veces violentas reacciones de los simpatizantes de uno u otro –u otra como hoy se estile decir– de quienes decían tener los pantalones o faldas para abanderar al partido.
El hecho es que Rodolfo González Valderrama ya se registró como aspirante. Maki Ortiz, Héctor Garza González y Felipe Garza Narváez ya confirmaron que lo harán y de un momento a otro lo hará Américo Villarreal. Y aunque sea por encimita, todos tan tranquilos, pese a la percepción generalizada de que el puntero de acuerdo a las encuestas es González Valderrama.
Bien por los seguidores de lo que llaman 4T. Si son capaces de resistir esas tentaciones tal vez no conseguirán más votos, pero por lo menos después no tendran que curar tantas heridas…
LA RECETA DE NADER
Agotados casi los temas en columnas periodísticas sobre la presencia del alcalde de Tampico, Jesús Nader, en la capital del Estado, un aspecto se me quedó en el cajón de los pendientes, que no alcancé a exponer en ese intercambio de visiones políticas y mediáticas.
En ese encuentro, Nader habló de la buena relación que sostiene con los ediles que conforman con el puerto jaibo la zona conurbada del sur. “Me llevo muy bien con elllos”, dijo, al referirse a los jefes de comuna en Madero y Altamira, emanados de una fuerza política ajena al presidente municipal tampiqueño.
Quien escribe vivió 18 años en ese bellísimo rincón del Estado que es Tampico. Alli inicié mi modesta incursión en medios de comunicación y en esas casi dos décadas no había sido testigo de un curioso fenómeno: Ver trabajar juntos pero no revueltos como asienta la voz popular, a los tres ayuntamientos, en lo que se refiere a programas de desarrollo común.
Hará unos tres meses aproximadamente, antes de las elecciones, en una visita a Tampico me di a la tarea de preguntar a cuantos pude cuál era la impresión sobre los alcaldes ajenos. En Altamira pregunté por el de Madero y Tampico; en Tampico por el de Madero y Altamira y desde luego en Madero, por el de Tampico y Altamira.
Sorpresa: La mayoría tenía buena impresión de quienes no los gobernaban. Y más aún, entre altamirenses y maderenses dominaba una opinión positiva sobre Nader, que rebasaba en forma visible la percepción sobre los demás alcaldes vecinos.
¿Cuál es la posible lectura de esto?
No creo descubrir el hilo negro. Nader fue en sus primeros tres años como alcalde el que mejor permeó entre todos los habitantes de la zona sur, inclusive entre morenistas, lo cual arroja un saldo muy favorable para el tampiqueño. Juzgue usted:
Si fue capaz de lograr un ánimo así aún entre sus no gobernados, Jesús parece tiene la receta para hacerlo con los tamaulipecos en general.
Lo que nadie sabe es si la usará para sí mismo o se la entregará a César Verástegui…

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