Siempre que hacemos algo por preservar nuestro patrimonio, no hay la menor duda de que es una muy buena inversión, aunque no se utilice. Tal es el caso de los seguros de vida, automotrices y demás.
Personalmente, al hacer el pago del seguro automotriz lo hacemos con el ferviente deseo de que nunca se ofrezca, que no se utilice, que, aunque se pierda el dinero, se tenga siempre el documento correspondiente, porque nos ofrece una enorme tranquilidad.
Menor pagar sin necesitar que lamentar una enorme pérdida, material o de otra índole.
Los seguros cubren accidentes y gastos médicos, bienes inmuebles del beneficiario y de terceros o nada más de terceros, de acuerdo a la póliza contratada y el monto de éstas.
Entonces, suponemos que debiéramos todos pensar igual y proteger nuestros bienes, pero también los de otros, sin que sea nuestra obligación, pero tampoco tenemos por qué hacer daño en el patrimonio o integridad de los demás.
Es cuando funciona la figura legal del seguro de “daños a terceros”, que cubre precisamente el daño que llegamos a hacer en los bienes de los demás, sin que el mismo cubra los gastos de nuestro vehículo. Al menos, no nos endrogamos con otras personas y no somos sujetos a demandas por impago de estos compromisos adquiridos luego de un siniestro vehicular.
Finalizando el año de 2017, el gobierno de Tamaulipas anunció que los que pagáramos la tenencia por uso de automóviles tendríamos un seguro por gastos de daños ocasionados a terceros en sus bienes, hasta por 30 mil pesos, que si bien es cierto que no es mucho dinero, hay que imaginar -como dice el subsecretario Arturo Soto- lo que significa para una persona que tiene un salario muy modesto y muchas bosas que alimentar: un seguro de esta naturaleza es la diferencia entre llevar para comer a casa y no hacerlo. Así de claro.
Esa es la importancia de una medida que en su tiempo no tuvimos y no habíamos visto cristalizada, hasta que nos juntamos con la póliza que ampara este tipo de inconvenientes que, sinceramente, esperamos nunca emplear.
Por esta y muchas razones es necesario reconocer el hecho de que tengamos, quienes ya pagamos tenencia, un seguro que nos permita circular más tranquilamente y asegurando que si hay un inconveniente contra otros, hasta 30 mil pesos pueden ser dispuestos si que nos cueste.
El seguro de daños a terceros es una acción que realmente beneficia a miles de automovilistas, pero más a quienes tienen -tenemos- la desdicha de participar, voluntaria o involuntariamente en un accidente vehicular.
Bien, muy bien el hecho de poder transitar más tranquilos, aunque el tener este seguro no quiere decir que ahora andemos como locos al volante y no asumamos nuestra responsabilidad.
Comenta el subsecretario Arturo Soto que este tipo de medidas tienen como objetivo el reforzar la situación actual de los tamaulipecos, y es un granito de arena en la cobertura de sus necesidades actuales y totales. Ayuda mucho, aunque sinceramente, esperaríamos mejor que nadie utilizara este beneficio, porque querría decir que hay más conciencia al manejar, y que la gente tiene una responsabilidad mayor.
Nos falta mucho por aprender y aprovechar; todas esas personas que no han pagado su tenencia podrían verlo como una inversión, un pago a sus derechos, pero más, como un beneficio para su patrimonio.
Es hora de aprender a ver el valor de las cosas, dar la valía a cada una de las que tenemos, y en ese sentido, vanagloriarnos por tener un documento que nos de esa tranquilidad que se requiere.
Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com