El mundo se globaliza y entran en casa los problemas que se quedaban fuera y veíamos por la ventana. El mundo se empequeñece y la soberanía estatal no tiene capacidad para gestionar problemas globales nuestros. Se perdió seguridad en 2001, prosperidad en 2008 y esperanza, por irrupción traumática de la impotencia de la salud, en 2020. Se sobrevive como se puede, sin respuestas a la interacción de problemas que actúan al mismo tiempo, dice José María Lassalle, profesor de Derecho y Filosofía del Derecho, del London School of Economic.

Ve la irrupción del mundo asombrado como nosotros, preguntándose en qué hemos fallado todos: políticos, periodistas, economistas y ciudadanos, esos que se ponen como fieras en un TV en el bar por información de un político corrupto y acabado el café, se van a aplaudir al ídolo de su equipo que estafa millones a Hacienda. La ciencia, que se veía con confianza, no tiene capacidad salvadora. El estatus del conocimiento científico no es el mismo ante las contradicciones de los expertos.

Época de incertidumbre, aunque ha habido otras. Epidemias de peste en Roma que mataron hasta al emperador. No es la incertidumbre lo que radicaliza, es la pérdida de la confianza. Los políticos no funcionan, no es que funcionen unos sí y otros no, no funcionan en conjunto pues las transformaciones políticas que se esperaban no se realizan. En el siglo XXI se iba a llevar a cabo la regeneración política en México, pero es degeneración por el olvido del humanismo y el apego al poder y a lo material por gobernantes y millones de ciudadanos. Hasta hace poco, fallaban unos, venían los otros y listo, ahora vamos de mal a peor, hemos probados todos los partidos políticos, todos reprobados en sus gobiernos municipales, estatales y federal, por la ausencia de sus acciones para recuperar el bienestar social perdido que señalaban con verdad, en sus campañas. Gran parte de la ciudadanía siente rabia, enfado sin objeto claro contra el que dirigir esa rabia. En la cultura griega se conocía la fuerza de una calumnia repetida una y otra vez. Todos los políticos mexicanos lo hacen y además recurren a alianzas torpes al elegir cartuchos quemados por corrupción, esa corrupción que todos juran combatir hasta las últimas consecuencias. Atole vil.

¿Quién va a sacar ganancia de esa rabia? La gente ha interiorizado que la política es un espectáculo que inicia por las mañanas con descalificaciones de aquellos que no concuerden con el todopoderoso. Hay ejemplos en ciudad de México e Italia. Desfavorecidos, vándalos, asaltan supermercados con impunidad policial dada por el supremo poder. Hay que entender que el pueblo bueno necesita divertirse a su modo y mostrar su poder de alianza tras objetivos.

El mecanismo que define es la tecnología y redes sociales, poder que cambia el mundo y le saca de su eje. Poder sin control democrático y sin posibilidad cívica al faltar una estructura de derechos que acompañe su desarrollo.

La ciudadanía, vulnerable a la pandemia, es testigo de que la ciencia es lenta para curar y rentable para grandes corporaciones (Google, Amazon, Facebook) Silicon Valley idesarrolla la inteligencia artificial. Las empresas de tecnología baten récords de sus ventas y sus cotizaciones.